Paliar la «pobreza alimentaria» en la que la crisis del covid-19 ha dejado a familias de Plasencia, Navalmoral de la Mata y Trujillo es el objetivo del proyecto que ha empezado a coordinar Cáritas Diocesana de Plasencia gracias a una ayuda de 30.000 euros de la Fundación Mapfre.

Se trata de un proyecto dirigido a 900 beneficiarios de unas 150 familias entre las tres poblaciones. Ha empezado el 30 de junio y se extenderá hasta el 31 de diciembre.

Cristina Ureba, técnico del departamento de Animación, Formación y Voluntariado de Cáritas Diocesana de Plasencia, se encargará de coordinar los trabajos para «cubrir las necesidades básicas de alimentación de un grupo de personas afectadas por la crisis del covid y realizarles además un seguimiento».

Porque como explica Ureba, «no se trata de darles una bolsa de comida y ya», sino que trabajarán la promoción social, el apoyo y el acompañamiento para que puedan lograr «otras prestaciones y también para la búsqueda de empleo».

Pero lo primero será la alimentación y, en este sentido, explica que la idea es proporcionar a las familias alimentos perecederos, como carne, pescado o fruta. En Plasencia, la trabajadora social ubicada en Cáritas Interparroquial, en el hogar de Nazaret, será la encargada de derivar a los beneficiarios, entregarles vales de comida y todo lo necesario.

Cada mes, tanto Ureba como la Fundación Mapfre, realizarán un seguimiento del gasto realizado, de la ejecución de facturas etc.

El dinero permitirá además mantener economatos, comedores y el centro de acogida y supondrá «una gran ayuda que agradecemos» porque advierte que ha habido «un aumento muy grande de gente con necesidad de alimentos» por la crisis del covid». Ureba calcula que ese aumento ronda, hasta ahora, el 30% o el 35% y son personas «más jóvenes y con hijos pequeños», aunque en cada población la realidad de las familias es distinta