Estado de Alarma, cuarentena, cierre. El país se ha paralizado. Todas las actividades han quedado en suspenso. Aquellas que se mantienen en la sombra, escondidas, como la prostitución, también. Y quienes lo sufren, las damnificadas, tienen una vez más rostro de mujer.

“Lo que vemos es que incluso en esta situación se sigue protegiendo a las mafias, a los tratantes y a los empresarios, las que lo tienen que pasar mal son las mujeres”, lamenta Conxa Borrell, secretaria general de OTRAS España. De “emergencia total”, es como califica la actual situación de las mujeres en el mundo de la prostitución: “Nos han dejado absolutamente solas, y a las trabajadoras sexuales más. No hay clientes. La verdadera violencia es que no tienen qué comer, no tienen dónde agarrarse”, detalla Borrell.

La organización, que tiene alrededor de 400 afiliadas en todo el país, cuenta con varias mujeres que trabajan en Cáceres y Badajoz, pero aún no tiene delegación en Extremadura: “En las regiones menos pobladas es más difícil contar con una cara visible, porque no pueden pasar fácilmente desapercibidas y temen ser señaladas”, asegura Borrell.

Lo cierto es que la prostitución está tan presente como invisibilizada y quienes pagan el tabú son ellas: “Nos preocupa especialmente la situación de las mujeres que no pueden salir a la calle, son las que están en una situación más precaria. También nos preocupa la posibilidad de que aquellas que estén trabajando para terceros sean obligadas, aunque no nos consta”, detalla.

“El dueño del club mira por su negocio. Un club de la Junquera ha cerrado y ha dejado a 1.000 mujeres en la calle. Pero nosotras no tenemos derecho a ERTE. No queremos limosnas. Dótame de derechos, de un contrato, y ya me ayudo yo sola”, reclama.

Entre tanto, para intentar paliar esta situación, desde OTRAS han creado un 'fondo de emergencia' a través de 'GoFundMe': “Las trabajadoras sexuales, que también estamos atravesadas por la migración, raza, clase e identidad de género, somos especialmente vulnerables a esta pandemia: Debido a que no contamos con derechos como trabajadoras, nos hallamos frente a un completo desamparo estatal”, dicen.

Víctimas de trata, una situación aún más extrema

Víctimas de trata, una situación aún más extrema“Las víctimas de trata no pueden estar en el mismo paquete que las trabajadoras sexuales”, subraya Borrell. Si la situación en la prostitución es de precariedad, agravada por la pandemia, en el caso de las víctimas de trata, su realidad se vuelve aún más crítica: “Los clubs están cerrados, son situaciones muy complicadas”, advierte Gloria Angulo, coordinadora de la Asociación de Mujeres Malvaluna. “La deuda de las víctimas de la trata aumenta, porque todas las actividades están cerradas”, detalla.

“El mayor número de mujeres que atendemos en el marco del programa Lilith de atención integral en Extremadura residían en clubes, por lo que desde el decreto de Estado de Alarma se han encontrado en una situación de mayor precariedad y vulnerabilidad. Tanto por no contar con una residencia habitual principalmente, como por no contar con una red de apoyo que las acoja”, confirman desde la ONGD Mujeres en Zonas de Conflicto (MZC), quienes trabajan en contacto directo con las víctimas de trata.

En Extremadura, se calcula que hasta 2.000 mujeres son víctimas del tráfico de seres humanos con fines de explotación sexual. Aunque estos números son cambiantes, pues si algo define a este entramado es la “movilidad” de las mujeres de unas regiones a otras. Además, cada vez más se da en viviendas y domicilios particulares, con lo que las cifras son "incontrolables", según se señala desde organizaciones como Malvaluna o desde el propio Instituto de la Mujer de Extremadura (Imex).

La región contaba en 2018 con un total de 230 clubes de alterne con plaza y prostitución en vivienda particular, 129 en la provincia de Badajoz y 101 en Cáceres, según datos del Ministerio del Interior.

“Mantenemos contacto con 8 mujeres que han mantenido su residencia en los clubes, quedando en situación extremadamente vulnerable, ya que, aunque tiene garantizado el alojamiento y la manutención, está acumulando deuda, que, ante la situación de cierre de los locales, no podrá solventar hasta finalizar el Estado de Alarma”, detallan desde MZC.

“Algunas de ellas salen del club, porque un cliente paga la deuda, pero en muchos casos les toca sufrir la violencia de ese hombre que les ha salvado”, explica Angulo. Una situación que también se da en mujeres que quizás no hayan sido víctimas de trata pero se han dedicado a la prostitución: “Algunas de ellas dejan el club e inician una convivencia con sus clientes, pero ¿en qué condiciones?”, se pregunta Borrell.

Ingreso mínimo vital

Ingreso mínimo vitalEsta misma semana se daba a conocer que el Gobierno abría la posibilidad de que las víctimas de trata y las mujeres en contexto de prostitución con extrema vulnerabilidad puedan ser beneficiarias del ingreso mínimo vital. “El conjunto de medidas adoptadas en esta ampliación del plan de contingencia contra la violencia de género aprobado al declararse el estado de alarma, pretenden paliar la dramática situación de las victimas de trata y dar cumplimiento a las recomendaciones del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas que ya advirtió de la necesidad de tomar medidas de atención a las mujeres prostituidas y a las víctimas de trata con la crisis del covid-19”, explica Beatriz Muñoz, directora del Imex, quien resalta además “el importante papel de las entidades de la sociedad civil que no han cejado en su empeño por denunciar la situación de mayor vulnerabilidad de estas mujeres y reclamar actuaciones”.

Para Angulo, la medida supone “un gran avance” porque “se reconoce a las víctimas de trata como víctimas de violencia machista a nivel estatal, algo que ya se hacía en nuestra comunidad”, apunta.

“Que puedan ser beneficiarias de esta ayuda nos parece muy adecuada y pertinente, ya que las mujeres en contextos de prostitución en su gran mayoría suelen ser mujeres migrantes y en situación administrativa irregular”, valoran desde MZC.

Una opinión diametralmente opuesta tienen en OTRAS: “Es una trampa”, denuncia Borrell. “No queremos un listado de putas. Somos ciudadanas, queremos acceso a este ingreso como cualquier ciudadana, no queremos que nos tengan aparte”, explica, e insiste en la necesidad de dejar de lado paternalismos y dotar a las mujeres de autonomía: “No queremos ser consideradas un residuo de la sociedad, ni mendigas. Somos sujetos de pleno derecho”, subraya.

Son más de 40 días de confinamiento y muchas persianas siguen bajadas. También las que siempre se han mantenido ocultas. En las de la prostitución, detrás de estas se esconden miles de mujeres. Y para ellas este confinamiento está poniendo en cuestión hasta su propia subsistencia.