El libro electrónico llegó a España en plena crisis del sector, con una caída del 25% de la facturación en el 2008 del formato tradicional. Los índices de lectura no paraban de caer en picado, y esta nueva opción, aunque no terminaba de consolidarse como un relevo decisivo, comenzó de forma tímida a crecer. Poco a poco ha ido aumentando el catálogo, las plataformas de suscripción, alquiler y compra, y opciones como las bibliotecas virtuales han contribuido a dinamizar este mercado emergente.

Sin embargo, en la situación de pandemia por coronavirus en la que nos encontramos, con millones de personas confinadas en sus hogares, se ha disparado el entretenimiento digital, convirtiéndose en la mayor parte de los casos en la única opción posible. Por esa razón, el libro electrónico ha alcanzado algunos datos históricos desde su aparición, con incrementos del 50% en la venta de 'ebooks' y una subida del 30% en el tiempo que los lectores pasan en plataformas especializadas.

HÁBITOS MODIFICADOS

En este panorama en el que los hábitos de consumo se han visto radicalmente modificados, la principal distribuidora de contenido digital editorial en lengua española, Libranda, ha lanzado su informe anual, el quinto que realiza desde su nacimiento en el 2010. Los datos del 2019 revelaban un porcentaje similar al de los últimos años, un 5,2% (con respecto al 4,7% del anterior) de cuota del libro digital sobre el mercado total del libro en España, con un total de 52,5 millones de euros.

Sin embargo, la directora de Libranda, Arantza Larruri, subraya que el porcentaje aumenta considerablemente cuando hablamos de las novedades editoriales y los grandes lanzamientos, que alcanzan desde un 15% a un 25% de la compra total. "El libro electrónico no había tenido hasta el momento demasiada visibilidad. Se creía que estaba estancado por las cifras de Estados Unidos, pero no ha parado de crecer, un 12% este año. Por eso resulta esencial acompañar y estimular a los agentes y editores para que se animen a adentrarse en él".

IMPACTO EN LA INDUSTRIA

Larrauri piensa que esta situación tan dramática que estamos viviendo está cambiando el panorama en varios aspectos. Por un lado, los lectores están descubriendo una nueva forma de consumir el libro. Por otro, se está produciendo un enorme impacto en la industria, y muchas editoriales pequeñas que todavía no habían dado el paso quieren empezar a digitalizar su catálogo, así como muchas librerías o cadenas (sobre todo en Latinoamérica) que se han dado cuenta del mercado que se abre en este nuevo panorama en tiempos de confinamiento.

"Mucha gente no conocía que las bibliotecas públicas tienen préstamos digitales (el proyecto de mayor impacto en este sentido es eBiblio, iniciativa del Ministerio de Cultura y Deporte). En esta categoría, se aumentó un 34% con respecto al año anterior, y sigue aumentando estos días.

Libranda está recabando información durante esta larga cuarentena. Posiblemente, esta subida del 50% en la demanda del libro digital alcance el 80%. "Puede que cuando todo termine, los lectores se hayan familiarizado con esta opción, ya que se han triplicado las altas a las plataformas de suscripción. Están dando un paso adelante que puede resultar crucial para el sector".