La caída del precio de las placas solares y la nueva regulación impulsaron el despegue del autoconsumo en los dos últimos años después de años de sequía fotovoltaica. La expansión del coronavirus amenaza con frenar su evolución justo cuando el crecimiento empezaba a alcanzar una velocidad de crucero anual de entre 300 y 400 megavatios.

El 2019 puso en marcha lo que estaba llamado a ser una tendencia con la instalación de 459 megavatios fotovoltaicos para autoconsumo en España, es decir, se duplicó la potencia instalada el año anterior (235 megavatios) después de que el Gobierno regulase esta fórmula de consumo y producción de energía. En octubre de 2018 la ministra Teresa Ribera anunció la derogación del 'impuesto al sol', pero fue en abril de 2019 cuando se establecieron las condiciones normativas --aún por completar- - que han provocado su auge.

El perfil de consumidores que optan por esta forma de autoabastecimiento energético está formado por pequeñas empresas, comercios, fábricas... Del total de megavatios instalados el año pasado, entre un 50 y un 60% fueron instalaciones en el sector industrial, un 30-40%, en el comercial, y un 10%, en los hogares. Y son ellos quienes se verán más afectados por el impacto negativo del coronavirus.

"Un hotel que tuviera contratado una instalación de paneles solares dificilmente va a seguir adelante con el proyecto después de haber tenido que cerrar por el virus", explica el director general de Solarwatt en España, Ernesto Macías. "Estamos viendo retrasos en muchos proyectos e incluso la ruptura de contratos por la mala situación económica en la que quedarán muchas empresas", coincide el director general de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), José Donoso.

Esta asociación, formada por más de 400 empresas, reclama al Gobierno un plan de reactivación de un año de duración "para superar el bache y volver a la normalidad". El plan gira entorno a dos ejes, uno dirigido a las pequeñas empresas en forma de desgravaciones fiscales, con el objetivo de que "si realizan una inversión en autoconsumo la puedan amortizar de forma acelerada", y otro enfocado a los hogares, con una reducción del IVA para el autoconsumo doméstico, ahora gravado con un 21%.

Una propuesta en la que coincide la Fundación Renovables que concreta la petición en un IVA del 10% para los usuarios que instalen paneles. Su presidente, Fernando Ferrando, ve el vaso medio lleno al considerar la covid-19 como una oportunidad, más que como una amenaza. "El autoconsumo debe ser una de las líneas de salida de la recuperación. Si el gobierno no lo sabe ver, perderemos una oportunidad y retrasaremos su desarrollo", advierte Ferrando.

El sector fotovoltaico también pide una simplificación de los trámites administrativos para poder realizarlos a través de Internet y la eliminación de las licencias de obra algo con lo que ya cuentan comunidades como Extremadura, Cataluña o Baleares-- para evitar los largos procesos de las instalaciones --"se tarda un día en la construcción y tres meses para presentar los papeles", cuenta Ferrando--, así como una campaña de promoción del autoconsumo para reactivar su crecimiento en un momento dificil para empresas y familias.

El autoconsumo es el eslabón más débil de de la crisis en el ámbito renovable. Los grandes parques no están tan expuestos al virus, pues a pesar de que la hibernación de la actividad productiva ha paralizado el desarrollo de parques durante 9 días, su repercusión será nula al final del año, según apuntan fuentes del mercado. "La toma de decisiones de los grandes inversores está más reglada pero costará arrancar", cuenta Ferrando.