Las restricciones de movilidad decretadas por el estado de alarma y las medidas de seguridad que se han impuesto para prevenir la propagación del coronavirus han abierto una brecha a la situación de muchas familias en la que los progenitores están divorciados y tienen la custodia de los hijos, bien compartida o bien con un régimen de visitas establecido. Ya de por sí la relación es complicada en muchos casos, pero el confinamiento y la paralización de la actividad judicial no urgente ha dejado a muchos progenitores en un limbo: aunque demanden judicialmente que no se cumple lo establecido en el acuerdo o la sentencia, los jueces de familia solo pueden tramitar ahora actuaciones de emergencia, esto es, aquellas en las que la salud del menor esté en peligro. Y debe ser un caso flagrante para que se admita.

El marco legal que regula el estado de alarma permite que madres y padres puedan moverse para recoger o trasladar a sus hijos. Los expertos además al sentido común para gestionar la situación, anteponiendo el bienestar del menor y su seguridad más que nunca. Pero en las situaciones más conflictivas, la disparidad de criterios judiciales y la práctica paralización de la actividad, está generando «desamparo» en muchos progenitores, según denuncian desde la Asociación Custodia Compartida Extremadura, que cuenta con más de 3.300 asociados.

«Todos entendemos que no puedes desplazar a un niño mil kilómetros para un régimen de visitas y tampoco mantener un régimen de visitas de una hora o dos, con desplazamientos. Es necesario el entendimiento de los dos padres para poder llevarlo a cabo de forma sensata y velando siempre por el bienestar de los niños», razona José Carlos Hernández, presidente regional del colectivo. Y ahí está el problema, en que la mala relación que hay en ocasiones entre ambos progenitores tras la separación, acaba traspasando a la pareja y situando a los hijos en centro del conflicto. «Pongo el ejemplo de mi propio caso, que vivo a 200 metros de mi exmujer, y no puedo ver a mis hijas con el pretexto de garantizar la seguridad de las niñas y evitar contagios, cuando yo estoy teletrabajando desde casa y ellas conviven con mi exmujer, que sale a trabajar cada día, y su pareja, que es médico», afirma.

POCAS COMPARTIDAS / Extremadura se encuentra a la cola en cuanto al régimen de custodias compartidas y según los últimos datos recopilado por el INE en el 2017, en la región solo se optó por esa fórmula en 159 casos (16%) de los más de mil divorcios que se tramitaron en parejas con hijos menores. La opción preferente fue la de la custodia monomarental (77%) con un régimen de visitas para el padre, mientras que en el 5,9% de los casos se otorgó al padre la custodia. Para que un juez otorgue una custodia compartida, es necesario que haya una buena relación entre ambos progenitores.

El Real Decreto 463/2020 por el que se establecía el estado de alarma, recogía inicialmente que únicamente se podría circular por las vías de uso público «individualmente» para la asistencia y cuidado de mayores y menores, entre otros colectivos. Posteriormente se corrigió en un nuevo Real Decreto (el 465/2020) y se permitió transitar por la calles acompañados si eran «personas con discapacidad, menores, mayores». Esa modificación clarificaba las dudas que habían surgido inicialmente en cuanto a si se podría mantener el régimen de visitas o las custodias compartidas, o si bien estas quedaban en suspenso por las limitaciones de circulación. El problema es que cuando no hay voluntad de una de las partes por cumplir los acuerdos judiciales alcanzados para establecer la custodia, la única alternativa que hay es recurrir de nuevo a los juzgados. Y es lenta.

«Los términos de la custodia se deben seguir cumpliendo tal y como se establece en la sentencia o el convenio regulador, a no ser que se pueda probar el riesgo para la salud del menor por probabilidad de contagio», explica Luis Losada, abogado de familia. Reconoce que en los días previos a que se decretara la alarma sanitaria recibió varias consultas al respecto, «pero tiene que ser algo muy grave para que se admita ahora a trámite», apunta.

El planteamiento en el TSJEx tras decretarse también la paralización de la actividad ordinaria es que solo se tramitarán por la vía de urgencia esos casos en los que haya riesgo para la salud del menor. El resto de procesos no se consideran prioritarios, dadas las circunstancias y, por tanto, aunque se pueden interponer demandas de modificación de medidas provisionales, estas tardarían meses en resolverse, con lo que no solventarían realmente la situación generada por las medidas excepcionales de la crisis sanitaria. «Está imperando el sentido común de los padres y no se ha llegado a situaciones de incumplimientos generalizados que hayan requerido tomar medidas. Aun así se están viendo algunos casos, de forma individualizada», señalan desde el TSJEx.

Desde la Asociación de Custodia Compartida recuerdan que «tanto derecho tiene a estar con su hijo el progenitor que tiene la custodia como el que no la tiene». Por eso desde sus gabinetes jurídicos han redactado unos modelos para que, llegado el caso, se pueda reclamar al juzgado, aunque apelan de nuevo al sentido común para buscar el consenso y el bienestar del niño.

NEGOCIAR /«Nosotros hemos hablado para buscar cómo compatibilizar nuestros trabajos con el cuidado de la niña en estos días», dice Manuel sobre la negociación con su exmujer para atender a la hija de 5 años que tienen en custodia compartida desde hace ya dos y medio. Suele estar semanas alternas con cada uno, pero han alterado ese marco ahora. «Lo hemos rebajado a cuatro días. Pero como yo estoy en casa, se quedará conmigo hasta el próximo miércoles y luego pasará los días de Semana Santa con su madre, que no tiene que trabajar», explica. «La niña lo está llevando muy bien, porque en medio del confinamiento, al menos cada pocos días cambia de casa. Lo importante para ambos era eso, que ella estuviera bien», explica.

«Antepones más que nunca el bienestar de los niños»

Carlos García. Tiene dos hijos de 10 y 6 años

«El Día del Padre los niños estaban con mi exmujer y, a la vista de la situación, no tenía sentido sacarlos de su casa para que pasaran conmigo desde la hora de comer hasta las ocho de la tarde, para festejar juntos esa fecha». Carlos García y su exmujer han puesto en cuarentena los pormenores de la custodia compartida de sus hijos Alejandro (10) e Itziar (6), que pactaron con su acuerdo de divorcio hace menos de un año. Igual que él ha pasado el Día del Padre sin sus hijos, la madre asume que el cumpleaños de la niña, que es dentro de pocos días, lo pasará íntegramente en casa del padre y no distribuido por horas con cada uno de ellos, para evitarles desplazamientos. «Ya lo hemos hablado», dice él.

Desde que se inició el confinamiento Carlos y su expareja, han hablado sobre como compatibilizar trabajos, tareas escolares, ritmos diarios, celebraciones... con el fin de reorganizar la vida de sus hijos y que tenga la mayor estabilidad posible en un contexto tan caótico. «Lo importante es cómo estén ellos, así que antepones más que nunca su bienestar en esta situación tan anómala. Y por eso hablas, negocias, cedes... es cierto que estamos hablando desde una posición menos tensa», reconoce él.

Entre los acuerdos para estos días, ambos decidieron que se mantuvieran las mismas rutinas en las dos casas, con horarios y tiempo para los deberes, que van intercambiándose ambos progenitores para que los niños vayan al día. También decidieron que van a mantener la misma rutina de semanas alternas de los niños con cada uno de ellos para los días de Semana Santa. «Pensar en turnos extraordinarios por los festivos de Semana Santa como marca el acuerdo es absurdo, porque entiendo que no tiene ningún sentido andar cambiando a los niños para tres días», apunta el padre, que apela a buscar «desde la sensatez» los acuerdos que son más ventajosos para los niños.«Es cierto que la relación entre ambos no era mala antes, pero la verdad es que ahora es aún mejor, hablamos más y con menos tensión. Eso es un privilegio, viendo las situaciones que se encuentran otros padres», asegura.

«Nos planteamos pasar todos juntos el encierro»

Flori y Jorge. Tienen dos hijos de 12 y 10 años

Dice Flori Bravo que ella y su exmarido, Jorge Martín, tienen ahora mejor relación que cuando estaban casados, precisamente porque se separaron. Por eso cuando se barajaba que se iba a activar el estado de alarma incluso de plantearon pasar juntos el confinamiento con los dos hijos, Jorge (12) y Áurea (10) aunque finalmente no lo hicieron por motivos laborales y optaron por permanecer en las dos viviendas que ocupan ahora mismo y que están a dos calles de distancia. «Hablamos de la posibilidad de irnos todos a una casa que yo tengo en el campo. Luego iba a ser complicado para él por motivos laborales y opté por quedarme en el piso para que sigan estando cerca de su padre y podamos mantener todo como hasta ahora», cuenta la madre. «Si viviéramos alejados, habríamos optado por que los niños se quedaran con uno de nosotros y que luego el otro recuperara ese tiempo», explica.

Flori y Jorge tienen la custodia compartida desde que se divorciaron hace ya más de tres años. Fue de mutuo acuerdo, la relación entre ellos es buena y la colaboración es total desde el primer día, y más aún en las circunstancias actuales. Entre los acuerdos que suscribieron entonces, vivir cerca para no romper el círculo de amigos de los niños, que pasan una semana con cada uno de los progenitores. «Pero si yo quiero ir a verlos, voy. Y él también lo hace. Si me necesita estoy cerca y si yo le necesito, está al lado». Así ha sido desde el divorcio, aunque es cierto que eso que eran rutinas habituales sí que se han roto ahora.

«No hacemos las visitas por evitar salir de forma innecesaria y exponernos o exponerlos a un riesgo de contagio. Pero hablamos todos los días con ellos cuando están con el otro, hacemos videollamadas, y también hablamos entre nosotros para organizar sus tareas escolares», cuenta el padre. Y cuando los niños tienen que cambiar de casa, toman todas las precauciones posibles: «aunque vivimos cerca, van en coche de una casa a otra, y al llegar, se duchan y se cambian de ropa», dice la madre. ¿Y cómo lo llevan los niños? «Fenomenal. Lo llevo peor yo, que estaba acostumbrada a verlos casi a diario y ahora no puedo hacerlo», reconoce la madre. Pero a cambio valora que , con el teletrabajo, dispone también de más tiempo para estar con ellos y realizar actividades que antes no podían hacer entre semana con las rutinas diarias, «como ver una película , es un lujo» .

«Tuve que ir a la policía y al juzgado para ver a mi hijo»

Antonio García. Tiene un hijo de 12 años

«Los progenitores no custodios estamos expuestos a que la otra parte haga lo que quiera. Por mucho que en la justicia se hable del bien supremo del menor», lamenta Antonio García. Desde hace siete años ésta divorciado. La custodia de su hijo de 12 años la tiene su exmujer y él tiene asignado un régimen de visitas de martes y jueves por la tarde y luego fines de semanas alternos. La relación entre ambos progenitores es complicada y no es la primera vez que el padre se queja en el juzgado de que los términos en los que está fijado el régimen de visitas o las vacaciones, son ambiguos y le perjudican. «Que la interpretación de la sentencia no sea inequívoca provoca al final que los hijos se conviertan en un arma arrojadiza», valora.

El último conflicto entre la expareja se ha producido a raíz de decretarse el estado de alarma. «Ese martes intenté recoger a mi hijo como siempre para pasar la tarde con él y ella se negó. Me dijo que no me lo entregaría ni el martes ni el jueves porque el niño tiene que estar en casa», según explica. Entonces decidió acudir a la comisaría de policía y de allí le remitieron al juzgado para que denunciara la situación. «Llegué al juzgado, pero no había juez que me atendiera y menos aún el juez que lleva mi caso», dice. Le atendió un funcionario que revisó los pormenores del real decreto que establece el estado del alarma y le confirmó que no había motivo para impedirle ver al niño. Así se lo comunicó a ella, que llamó al juzgado para corroborarlo, según su versión. «Solo entonces se abrió a permitir que siguiera viendo a mi hijo y entonces le propuse que en lugar de verle un rato el martes y otro el jueves, pasara conmigo los miércoles para evitarle dos desplazamientos en esta situación. Al final lo aceptó», afirma el padre. Antonio García cree que la sociedad no garantiza ahora que el padre y la madre velen por su hijo «y que este pueda ejercer su derecho a estar con ambos. Y al final, quien sufre todo eso es el niño, y todo porque los adultos no están aplicando el sentido común», asume. «Vives en una situación de impotencia absoluta, porque quieres ocuparte en igualdad de tu hijo, pero como han conflicto, no hay custodia compartida».