A pesar de que el periodo estival es su mayor fuente de ingresos, han decidido cancelar todos los bolos. «Fue una decisión difícil, pero ahora es momento de ser responsables», explica Kappy Fernández, miembro del grupo cacereño Damuzzik. Su compañero es Sergio Martín y llevan cinco años recorriendo pistas de bailes, discotecas y locales de ocio nocturno como dj’s.

Las expectativas de este año eran prometedoras. Tenían programado un tour por China en febrero. «¡Oye!, ¿has visto el virus chino?», le dijo Kappy a Sergio. Sin imaginar que el coronavirus se convertiría en una pandemia mundial un mes después. Cancelaron su viaje. Sin embargo, otras citas como Los Palomos de Badajoz o el ‘Starlite’ de Marbella, entre otros, copaban su agenda. Pero no asistieron a ninguno.

Durante el confinamiento lanzaron su tercera sesión en las plataformas digitales. Se llama Feeling love

Ya en la nueva normalidad les llegaron ofertas. «Nos decidimos e hicimos un par de bolos, pero fue muy raro», relata. «Entre que el público está sentado y que el ambiente --con respeto a la situación sanitaria-- no era bueno, lo tuvimos claro: dejamos la agenda en blanco hasta que se pueda disfrutar de verdad», afirma. «Nos gusta animar al público. Vendemos diversión, pero sabemos que ahora no es el momento», añade. «Otros compañeros se han visto obligados a continuar por necesidad».

Con respecto al sector, asegura que la crisis va a ser devastadora. «Más aún a raíz del cierre de discotecas. El ocio nocturno no es el único culpable de los rebrotes. Me consta que han invertido mucho poder adaptarse a las medidas. Es una pena», cuenta.

«No tenemos fecha de vuelta oficial. Estamos trabajando en otras cosas que no implican actuaciones, pero volveremos a quemar escenarios», zanja.