Badajoz amaneció con niebla y eso no desanimó a los cientos, por no contar miles, de deportistas que no venían el momento de salir de casa para, por fin, hacer ejercicio al aire libre. A las seis de la mañana ya había gente en las calles, que se dirigía a sus rutas. Dos de los lugares más concurridos, como estaba previsto, han sido los parques de las dos márgenes del río y el trasiego en los puentes.

Corredores, paseantes y ciclistas con y sin mascarilla han tomado literalmente estos espacios mezclándose con cierto desconcierto para intentar respetar las distancias, obligación en ocasiones complicada por la cantidad de gente que ha coincidido en torno a las nueve de la mañana.

En la margen derecha, los gansos han tenido que refugiarse de nuevo en el césped, para distanciarse de quienes ocupaban calzadas y carriles, después de semanas disfrutando de tantos metros cuadrados desiertos para su uso y disfrute exclusivo. Los juegos infantiles y los aparatos de calistenia siguen precintados y han sido respetados.

Tanto la Policía Nacional como la Local se han mantenido vigilantes. Ha habido deportistas que ante las aglomeraciones, han optado por recorrer las orillas, desde donde han comprobado la capa verde que ya oculta buena parte del río Guadiana. Otros han elegido los caminos de las afueras y hasta los senderos de las laderas de la Alcazaba, casi ocultos por la exuberante vegetación.

Como si de un toque de queda se tratase, al acercarse las diez de la mañana, parques y puentes se han ido vaciando y han salido de sus casas los mayores, a los que a esa hora llegaba su turno. Algunos han seguido su rutina habitual para sacar a los perros o ir a la compra caminando, pero otros se han permitido el placer de pasear en pareja por primera vez desde que comenzó el estado de alarma.