Este 8 de junio amaneció en Sevilla con esperanza de sabor a café rápido. La fase 3 en la que acaba de entrar toda Andalucía se ha traducido en la vuelta de uno de los rituales de la capital hispalense, el consumo en la barra de cualquier bar. El desayuno a primera hora o el aperitivo de mediodía. Sin embargo, y aunque muchos clientes siguen tratando de recuperar sus rutinas abandonadas en marzo, los hosteleros coinciden en que la afluencia aún dista de la registrada hasta entonces, por lo que muchos mantendrán las barras cerradas. El temor ante el contagio y la decisión de muchas empresas de mantener el teletrabajo dejan a muchos negocios hosteleros a medio gas porque, dicen sus dueños, aún no compensa.

El salto más llamativo se vivió de la fase 1 a la 2. La gente se echó a la calle como si tuvieran que comprobar que seguíamos aquí, explica el vigilante de unos grandes almacenes y corroboran en Mareaviva, un gastrobar cercano. Después, el ritmo bajó, y se ha mantenido estable. No podemos quejarnos, pero no vamos a abrir la barra todavía, dicen en el bar. Y lo achacan a la prudencia: es pequeña y prefieren reservarla para el trasiego de los camareros.

Poco movimiento

Una actitud que comparten en Las Palmas, una tasca de toda la vida. Nosotros hemos puesto un cliente en una punta y otro en otra, son más de los dos metros recomendados, pero apenas han entrado, señala el camarero. Explica que muchos clientes del barrio, de los habituales, aún no han aparecido, algo que atribuye al miedo. El negocio se mueve, pero poco, certifica. Va mejorando, sobre todo por la noche --matizan en otro bar de tapas-- pero aún hay mucha gente teletrabajando, y eso se nota. Tanto, que en zonas de oficina muchos no abrirán todavía para desayunos, y se conforman con las mesas de las terrazas. Pondremos alguna más en función de cómo vaya viniendo la gente, apuntan.

En otro local ubicado en los bajos del centro comercial Nervión Plaza corroboran que "algunos empleados se traen la comida de casa y si acaso bajan a tomar un café". "Están aún reacios a comer fuera, no sé si es tanto por miedo al contagio como por necesidad de recortar gastos", añaden desde este bar. Apenas sirven menús, y quienes acuden a mediodía optan por el tapeo.

Curarse en salud

La fase 3 conlleva también la apertura de las zonas comunes de esos centros comerciales, pero tras la experiencia de días atrás, algunos han optado por esperar un poco. "Por diez días más no pasa nada, y nos curamos en salud", explica un vigilante del Nervión Plaza. Ni sofás de reposo en la planta alta, ni los bancos en la plaza inferior porque, además, tampoco hay niños a los que vigilar al continuar cerrado el parque infantil. Pero también por prudencia. Estuvimos a punto de cerrar el primer fin de semana en fase 2 porque se rozaba el aforo permitido, justifica.

De hecho, aún no se han decidido a abrir los cines pese a que ya podían hacerlo desde hace dos semanas al 30% de aforo. En otros centros comerciales, de mayor tamaño y en las afueras, sí han optado por habilitar esos espacios de relax, y las salas de cine abrirán sus puertas la próxima semana.

El tráfico también denota un aumento de gente en la calle, pero no se registran atascos. La novedad en el transporte público es que ya se pueden ocupar todos los asientos, aunque los que tienen gente cerca tardan más en ocuparse. Pero aun con el aforo limitado, el espacio es el que es, y en las horas punta, es complicado mantener las distancias, como recomiendan continuamente los altavoces. ¿Y cómo lo hacemos, 'mi arma?, le discuten al megáfono algunos.