Las circunstancias excepcionales de este año a causa de la pandemia del covid-19 también han influido en el desarrollo de los síntomas para las personas alérgicas al polen; en muchos casos, porque el confinamiento les ha restado ya al menos un mes de síntomas, «y eso es mucho en una primavera de tres meses», reconoce el doctor Javier Hernández Arbeiza, jefe de Alergología del Hospital Universitario de Cáceres. En cuanto al coronavirus, llama a la calma sobre la posibilidad de que algunos síntomas hagan dudar: «los pacientes alérgicos conocen sus síntomas perfectamente y en los centros de salud tienen claro el protocolo», dice.

--Es la época en la que brotan las alergias más comunes a los pólenes. ¿Qué caracteriza a la temporada de este año?

--La estación polínica se desarrolla durante todo el año, pero es cierto que de abril a junio se solapan la temporada de las gramíneas el olivo, lo que más tenemos en nuestra zona. Estamos en pleno pico de ambas.

--¿Y cómo está siendo este año?

--Climatológicamente, raro. Partíamos de una situación de sequía que ha tenido lluvias muy abundantes en otoño y primavera. Eso supone que la floración y la polinización epidémica se ha mantenido muy bien porque la lluvia limpia la atmósfera y baja los niveles de polen. Otra cuestión es la situación sanitaria que hemos tenido por el confinamiento y que ha determinado que se salga mucho menos, lo que ha retrasado la aparición de los síntomas. No ha habido las celebraciones al aire libre típicas de esta época como bodas, comuniones o romerías, que disparan los síntomas, así que tenemos una demanda más escasa de los habitual en estos momentos. En nuestro servicio, que atiende a unos 200.000 habitantes y tiene unas 2.000 peticiones de consultas nuevas al año, dos tercios son entre abril y junio. Este año no hemos tenido eso, aunque sí hemos estado hecho revisiones telefónicas.

--Pero la gente lleva ya un tiempo saliendo a la calle. ¿Prevén un incremento de las peticiones?

--Sí, pero el paciente polínico se ha quitado ya un mes de síntomas y eso es mucho. Los síntomas se van sumando a medida que avanza la temporada, por eso al final de la primavera tienen mucho más síntomas.

--¿La presencia este año del covid-19 y la sintomatología respiratoria que da a muchos pacientes, como la tos, puede generar dudas en un paciente alérgico?

--Normalmente el paciente alérgico y, especialmente el paciente alérgico de evolución, tiene una serie de síntomas que, a poco observador que sea, sabe que son capitales, como el picor en el ojo, la nariz o la garganta, el lacrimeo, estornudos, la tos... Cuando lo has sufrido en otras temporadas, sabes cómo es y que se produce cuando sales a al calle o hay sol. El paciente reconoce esos síntomas. Igual el paciente de reciente comienzo, aunque suele haber una agregación familiar que permite identificar los síntomas. Tiene alergia el padre, la madre o el hermano.

--¿No es fácil que se puedan confundir os síntomas entonces?

--El cuadro de infección por covid es un cuadro de infección respiratoria, con fiebre, tos, cefalea, pérdida de olfato o gusto y malestar generalizado. En realidad el único síntoma que comparten es la tos y la alergia no produce fiebre. No es fácil que se puedan confundir. Pero en todo caso, en los centros de salud tienen claro los protocolos a seguir en cada caso.

--¿Los pacientes que necesitan tratamientos de fondo han podido mantener en estos últimos meses sus pautas?

--Muchos tratamientos como los de inmunoterapia o las vacunas, se aplazaron para evitar que los pacientes fueran a los centros de salud o el hospital. Todo era covid. Ahora estamos retomándolos, de forma prioritaria los de las alergias a las abejas o las avispas porque hay más riesgo. En todo caso, algunos tratamientos sí se mantuvieron, aunque fuera de forma domiciliaria. Por ejemplo, los pacientes con asma alérgico. Así como la constitución alérgica no parece un factor relevante de la infección por el covid, en los casos de asma mal controlados, la evolución de los pacientes que se infectan ha sido peor. La indicación por eso fue que los pacientes asmáticos no abandonaran sus tratamientos de fondo

--¿Las alergias respiratorias son las más comunes?

--En nuestro medio sí. Pero si hay algo que tiene una progresión exponencial en estos momentos es la alergia alimentaria, que está descabalgada.

--¿Y cuál la causa?

--La forma de vida y la exposición previa a alérgenos desde que nacen los niños. Hay una obsesión por la higiene, si se cae un chupete al suelo, lo ultraesterilizamos, se limpia una y otra vez... Estamos haciendo a niños alérgicos con nuestro estilo de vida.