Tenía que llegar, antes o después, el momento de adoptar medidas drásticas, también en España, contra la expansión del temido coronavirus. El mismo día en que el Gobierno mostraba ayer su rostro más grave y daba los primeros detalles de su plan de choque para tratar de paliar el impacto de la epidemia, València anunciaba la cancelación hasta nueva fecha de las populares fiestas de las Fallas (también de las de la Magdalena de Castelló), Málaga aplazaba su reputado festival de cine y los clubes deportivos veían confirmada algo que llevaban días temiendo: que todos los encuentros van a ser, al menos durante las dos próximas semanas, a puerta cerrada. Todo ello, apenas a unas horas de que Madrid ponga en marcha, hoy, el decreto por el que las clases -desde la etapa de infantil hasta la universidad- quedan suspendidas también durante 15 días.

El escenario que se avecina es preocupante, avisó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su primera comparecencia pública desde que se inició la crisis. Sánchez anunció nuevas iniciativas (en la economía, en el transporte y en la celebración de actos multitudinarios) e hizo un llamamiento en contra de caer en el «alarmismo», un estado de ánimo que ya se empieza a palpar en algunos supermercados, donde no resulta raro ver estantes vacíos debido al miedo ciudadano al desabastecimiento.

«Vamos a tener semanas duras, difíciles. Haremos lo que haga falta, donde haga falta y cuando haga falta. Y juntos superaremos esta crisis», dijo el presidente, después de participar en un Consejo Europeo extraordinario, por videconferencia, para abordar el impacto de la epidemia y en el que se acordó que la UE aportará 25.000 millones de euros.

El Gobierno español, dijo Sánchez, se mueve en dos frentes. El sanitario, un ámbito en el que se siguen en todo momento las «recomendaciones científicas», con medidas de contención como suspender los grandes actos en las zonas de riesgo, los vuelos directos desde Italia a España y los viajes del Imserso. Y el económico. Aquí las consecuencias de esta crisis son aún inciertas, dependerán mucho de cómo evolucione el virus, pero la Moncloa teme su impacto en las pequeñas y medianas empresas (pymes) y en los trabajadores.

PLAN DE CHOQUE / Sánchez dio pistas sobre el «plan de choque económico» que abordará mañana el Gobierno: se facilitará la reduccción de jornadas laborales mediante ayudas al cuidado de menores, se garantizará el suministro y la producción de medicamentos y el acceso al material sanitario, se aprobará medidas de flexibilidad laboral, para que las empresas, en lugar de recurrir a despidos, apliquen reducciones de jornadas y ajustes temporales. Y pondrá «recursos para apoyar la liquidez de las pymes», con líneas de crédito y aplazamientos y moratorias de sus obligaciones tributarias.

LAS CORTES, PARADAS / El covid-19, el nombre científico que se le ha dado a este virus súpercontagioso, ha infectado en España a casi 1.700 personas, según los datoso oficiales facilitados por el Ministerio de Sanidad en su último parte de ayer, a las 18.00 horas. las víctimas mortales suman ya las 35 personas. Eso coloca a España como segundo país con más contagios de Europa, después de Italia, país que el lunes cerró sus fronteras. Uno de los infectados es el diputado de Vox, Javier Ortega Smith, cuya baja ha obligado a suspender la actividad parlamentaria en las Cortes durante una semana.

La Moncloa no quiere anticipar escenarios y Sánchez evitó concretar en qué iban a consistir, a su juicio, esas «semanas duras y difíciles». El Ejecutivo tendrá que decidir, de forma «consensuada» con el resto de administraciones, qué hacer. Porque después de la suspensión de las Fallas, habrá que hablar de la Semana Santa en Andalucía o de las elecciones gallegas y vascas del 5 de abril. «No descartamos seguir tomando medidas proporcionadas al desafío», señaló Sánchez. De hecho, el presidente en funciones de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, ya puso sobre la mesa anoche la posibilidad de mantener o no la convocatoria electoral.

DINERO DE EUROPA / Por otra parte, la Comisión Europea propondrá esta semana la creación de un nuevo fondo de respuesta frente al coronavirus que contará con 7.500 millones de euros en sus inicios (de los fondos estructurales) y que aspira a movilizar hasta 25.000 millones para apoyar al sector sanitario, las pequeñas y medianas empresas y a los trabajadores afectados por la epidemia que sigue propagándose con rapidez en el continente europeo. «Utilizaremos todos los instrumentos para asegurar que la economía europea capea esta tormenta», aseguró la presidenta Ursula von der Leyen tras la cumbre por videoconferencia entre los 27 líderes de la UE.

Esta medida se verá complementada con una utilización flexible de las reglas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, para permitir a los estados miembros desviarse de los objetivos de déficit y que puedan adoptar medidas de estímulo para contener el impacto del coronavirus. El Ejecutivo comunitario presentará nuevas orientaciones al respecto antes de finales de semana, a tiempo para la reunión del Eurogrupo del 16 de marzo.

Además, Bruselas relajará las reglas sobre ayudas de estado de forma que las empresas que necesiten subsidios públicos puedan recibirlos. «La crisis que sufrimos por el coronavirus tiene una dimensión social y un potencial impacto económico. Por ello es necesario actuar colectivamente para impedir transmisión», dijo Von der Leyen.