«Estamos felices de que todo haya terminado. Han sido meses muy duros y de mucho trabajo». Son palabras de Adriana Ramos, la directora de la residencia de mayores Virgen de la Luz de la localidad cacereña de Arroyo de la Luz. Fue el primer foco de coronavirus en la región pero ya ha conseguido superar la enfermedad, después de que el viernes los últimos cinco residentes infectados salieran de la zona de aislamiento tras ser dados de alta.

Cuando recibieron la noticia parecía un sueño hecho realidad. Han pasado miedo. «Con los primeros casos cundió el pánico, pero poco a poco hemos ido venciendo al miedo, en la residencia los trabajadores solo pensábamos en atender a nuestros abuelitos», señala Adriana. Ella también se contagió y tuvo que ser ingresada en el hospital por una neumonía bilateral a causa del covid-19. Estuvo más de un mes de baja.

Fue el alcalde, Carlos Caro, junto a los médicos del Servicio Extremeño de Salud, los que informaron a la residencia de que habían superado el virus (el volumen de contagios obligó a Sanidad a intervenir el centro de mayores, algunos de ellos fueron trasladados al hospital San Pedro de Alcántara y a la clínica Quirón, en Cáceres, por su estado de salud). El resto del municipio se enteró a través de un comunicado remitido por el ayuntamiento. «Hoy no es un día más. Hoy es el día en el que nuestra residencia de mayores ha quedado libre de covid-19», comenzaba el escrito.

«Es una magnífica noticia para nuestro pueblo. Desde el minuto uno pensábamos en este día, después de más de dos meses de intensa lucha, de mucho trabajo, sacrificio y dedicación por parte de muchas personas para que pudiéramos llegar hasta aquí. Se han pasado momentos muy duros y difíciles, pero hoy estamos tremendamente orgullosos de lo conseguido. Tenemos mucho que agradecer», añade el comunicado, que recuerda a los 20 mayores que han fallecido en esta residencia a causa del covid-19. «Se nos han ido miembros de la mejor generación de arroyanos de nuestra historia, a la que tanto debemos y que tanto luchó por dejarnos la sociedad de la que hoy disfrutamos».

El centro recupera ahora poco a poco la normalidad, aunque con cautela. «Es una noticia esperanzadora y la hemos recibido con entusiasmo, pero no podemos relajarnos y bajar la guardia. Nosotros más que nadie sabemos el sacrificio y el dolor que ha supuesto todo esto», añade el alcalde de Arroyo de la Luz, Carlos Caro. Por eso, en la residencia continúan las medidas de seguridad para prevenir posibles contagios, aunque muchas cosas han cambiado. Los mayores ya comen en grupos reducidos manteniendo la distancia y salen a la calle a pasear por turnos. El médico continúa aún pendiente de la evolución de todos los residentes por si hubiera algún rebrote.

El centro queda libre de coronavirus en un momento clave: Unos días antes de que se flexibilicen los protocolos en cuanto a las visitas de los familiares, que podrán retomarse a partir de mañana en todas aquellas residencias en las que no haya ningún caso positivo. Están ya preparando todos los protocolos con el ayuntamiento. «Después de tantos meses de restricción absoluta ya es el momento del reencuentro», añade Carlos Caro.

Solo tres contagios en el pueblo

La situación evoluciona de manera favorable en la localidad cacereña de Arroyo de la Luz, el primer y uno de los principales focos de la región en esta crisis sanitaria. A esta localidad pertenecía la primera persona que falleció en Extremadura a causa del coronavirus, Claudia P. B., de 59 años, el pasado 11 de marzo. En pocos días el virus se cebó con este municipio de unos 5.800 habitantes, donde se han llegado a contagiar más de 200 vecinos, todos casi al mismo tiempo, y han fallecido siete personas. Ayer ya solo quedaban tres positivos activos, todos en aislamiento domiciliario y con sintomatología leve.

La situación se complicó de tal manera en esta localidad cacereña que obligó a las autoridades sanitarias a cerrar sus fronteras incluso antes de que se decretase el Estado de Alarma, para frenar la propagación de la enfermedad. Llegaron a llamarle el Wuhan extremeño. Se prohibió a sus habitantes salir de sus casas y viajar fuera de la localidad. Tampoco nadie podía entrar en el pueblo. Durante un mes sus accesos por carretera estuvieron controlados por la Guardia Civil, que paraba a cualquier vehículo que saliera o se dirigiera al municipio. El ayuntamiento ha querido también hacer un homenaje a los fallecidos del pueblo: «En nuestra memoria permanecerán todos los arroyanos que han perdido la vida luchando frente a esta maldita enfermedad. Nos dieron ejemplo con su lucha, valentía y coraje y quedarán para siempre en nuestro recuerdo».

Arroyo de la Luz ha sufrido mucho, pero poco a poco también intenta recuperar la normalidad. Con precauciones. «Soñamos con el día en que el pueblo esté también libre, creemos que puede ser muy pronto», señaló ayer el alcalde de la localidad arroyana, Carlos Caro, que insistió en la necesidad de no bajar la guardia para prevenir posibles rebrotes.