Los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona celebran este lunes una reunión por videoconferencia en la que están llamados a tomar medidas decisivas, incluidas de carácter fiscal, para paliar el impacto de la pandemia de coronavirus, que amenaza con arrastrar a la economía europea a la recesión este año. "El grueso de la acción política depende de las capitales, pero lideraré nuestro grupo para acordar una respuesta económica amplia y coordinada de la Unión Europea (UE)", dijo el presidente del Eurogrupo, Mário Centeno, este sábado en Twitter.

El portugués, quien aseguró que hay una "sensación de urgencia y coordinación sin precedentes en la eurozona", consideró, sin embargo, que la reunión será "un importante primer paso para la contención del virus" y que "conforme avance la situación se darán más".

La crisis sanitaria, que deja ya más de 16.200 contagiados y cerca de 1.500 fallecidos en la Unión Europea, se está transformando en una crisis económica que hace muy probable que el crecimiento para la eurozona y la UE en su totalidad caiga muy por debajo de cero este año, según la Comisión Europea (CE), cuyas últimas previsiones proyectaban una expansión del 1,2% y 1,4% del producto interior bruto (PIB), respectivamente.

El Ejecutivo comunitario, sin embargo, estima todavía que el choque será temporal -la economía repuntaría en el 2021-, por lo que su presidenta, Ursula von der Leyen, llamó el viernes a los estados a tomar "acciones decisivas" para evitar crear un "daño permanente".

Bruselas quiere que destinen recursos a reforzar sus sistemas sanitarios, dar liquidez a las empresas, sobre todo a las pequeñas y medianas empresas (pymes), y apoyar a los trabajadores afectados, y para facilitarles la tarea les dará "máxima flexibilidad" al aplicar sus normas de control del déficit público y de ayudas de estado.

El Banco Central Europeo (BCE), por su parte, decidió el jueves ampliar su programa de compras de deuda en 120.000 millones de euros este año, inyectar liquidez de forma inmediata a la banca para que preste a los más afectados por la crisis y relajar sus exigencias de capital, pero no aplicó una nueva rebaja de los tipos de interés. Con esta decisión, que provocó el derrumbe de las bolsas europeas, el BCE deja en manos de los Gobiernos nacionales el grueso de la responsabilidad de atajar la crisis.

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, pidió a los países una respuesta fiscal "ambiciosa y coordinada para apoyar a empresas y trabajadores en riesgo", con medidas como la concesión de garantías públicas para avalar créditos. Sin embargo, no está claro que en el Eurogrupo -en el que participarán de forma extraordinaria todos los ministros de toda la UE- haya consenso para adoptar este estímulo fiscal coordinado, como reclaman también Italia y Francia.

La posición de España

España se muestra reacia a un estímulo de carácter amplio y privilegia que se tomen medidas fiscales específicas que permitan compensar el efecto del coronavirus a corto plazo, pero sin provocar un desvío excesivo de la senda presupuestaria ni generar "comportamientos irresponsables", según fuentes del Ministerio de Economía.

Hasta ahora, los Gobiernos que han adoptado medidas fiscales lo han hecho de forma individual y el margen con que cuenta cada uno para subir el gasto o aliviar la carga impositiva es muy diferente, en particular, por el alto nivel de deuda en algunos países. Así, mientras España ha aprobado una línea de financiación de 400 millones al Instituto de Crédito Oficial (ICO) para prestar a los sectores más afectados, Alemania ha habilitado una línea para su banco público de desarrollo, KfW, de más de 500.000 millones de euros para proporcionar liquidez a sus empresas.

A nivel comunitario, la UE cuenta con el Banco Europeo de Inversiones, su banco público, para facilitar créditos. El Eurogrupo valorará si la institución, cuyo capital es aportado por los estados miembros, tendría que intervenir.

España está a favor de considerar que el BEI podría movilizar significativos recursos adicionales a corto plazo. La UE también cuenta con el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), el fondo de rescate de la eurozona, aunque fuentes europeas señalan que este proporciona apoyo de tipo macroeconómico o como cortafuegos, lo que de momento no es necesario.

Sobre las medidas ya anunciadas por la Comisión, los ministros están en principio a favor de la flexibilidad fiscal -con el beneplácito explícito de Alemania- y para las ayudas de Estado, que la Comisión está dispuesta a incrementar si la situación se deteriora más.

También analizarán la iniciativa del Ejecutivo comunitario para movilizar hasta 37.000 millones de euros en fondos estructurales para invertir contra la pandemia, que requiere su visto bueno.