«Una medida de mucho calado pero necesaria. Drástica, excepcional y temporal. Proporcionada y proporcional a la crisis sanitaria que estamos viviendo». El consejero de Sanidad y Servicios Sociales, José María Vergeles, decretó este viernes el «aislamiento social» de Arroyo de la Luz para frenar la eclosión del coronavirus en Extremadura ante el inminente riesgo de transimisión comunitaria que presenta el municipio cacereño, principal foco de contagio en la comunidad autónoma.

Aquí se registró el pasado miércoles la primera muerte por coronavirus de la región (una mujer de 59 años con patologías cardiacas previas que participó en una excursión a Sevilla) y se concentran prácticamente la mitad de los casos detectados en Extremadura, que ascienden ya a 47 tras confirmarse ayer 22 nuevos positivos. De estos últimos 16 están relacionados con este brote y dos son neumólogos del hospital de Cáceres. Pero lo peor aún está por venir: el estudio de contactos de la fallecida abarca a un centenar de personas (viajaron en el mismo autobús a Sevilla o después mantuvieron contacto estrecho con ella) y hasta el 25% de las pruebas que se están realizando para detectar el covid-19 a estas personas están dando positivo.

A ello se suma que el Servicio Extremeño de Salud (SES) está esperando los análisis practicados a un anciano de 85 años que murió ayer en la residencia de mayores de la localidad, después de confirmarse el jueves el positivo de cuatro trabajadoras de este centro que participaron en el mismo viaje que la primera víctima.

Guardia Civil

En este escenario, la Guardia Civil controla desde primera hora de la tarde de ayer los accesos a este municipio cacereño de unos 5.800 habitantes, que tiene restringida la entrada y salida de personas así como todas las actividades sociales y de ocio, incluidas las familiares. Las salidas del domicilio «se limitan a lo básico» (hacer la compra, ir al trabajo o las visitas sanitarias) y los viajes han de reducirse a lo más estrictamente necesario. El consejero explicó que de esta forma las autoridades sanitarias podrán estudiar bien la red de contactos para evitar la transmisión descontrolada del virus, «que en este momento no creo que sea lo que debemos permitir en Extremadura», dijo el titular de Sanidad.

Por el momento se descarta cerrar también otras poblaciones cercanas como Malpartida de Cáceres, pues se trata de una medida «de suficiente trascendencia como para que lo hagamos solamente donde está el foco».

Vergeles señaló además que «la interpretación» de este aislamiento se hará «de la forma más permisiva posible»: ya ayer se permitió la salida a una mujer con un embarazo de riesgo y también el desplazamiento de los ganaderos que tienen que salir del casco urbano para alimentar a sus animales. Asimismo, se permitirá la entrada a los distribuidores de alimentos y otros productos de primera necesidad. «Pedimos comprensión, son medidas que hay que ir adoptando según las circunstancias», dijo Vergeles. En la misma línea, desde el ayuntamiento arroyano quisieron llamar a la «calma y responsabilidad de los vecinos para poder superar esta difícil decisión en el más breve tiempo posible».

Respecto a la evolución del coronavirus en Extremadura, cabe destacar que la región registra ya un total de 47 casos tras sumar ayer 22 nuevos positivos, todos con pronóstico leve y en aislamiento domiciliario a excepción de dos (el anciano de Plasencia ingresado en el hospital Virgen del Puerto por una operación de cadera y el docente del PROA, que es mutualista y está en una clínica privada de Cáceres).

22 positivos más

De estos 22 positivos que se detectaron ayer, 16 están relacionados con el brote de Arroyo de la Luz, que presenta un total de 23 contagiados contando también los siete que se confirmaron el jueves. Al respecto, Vergeles reiteró que la residencia de mayores de la localidad sigue sometida a una vigilancia extrema y ya dispone de habitaciones de aislamiento por si algún residente comenzara a presentar síntomas. El consejero destacó también que dentro de esos 47 casos que registra la región hay tres altas y que la gran mayoría de los contagiados permanecen en aislamiento domiciliario, de forma que «no se está sobrecargando en este momento el sistema sanitario en exceso».

También en relación con este brote de Arroyo se confirmó ayer que hay dos neumólogos del Área de Salud de Cáceres que han dado positivo en las pruebas para detectar Covid-19. Se trata de facultativos que atendieron a la fallecida, pero «no es una cuestión de suma trascendencia» toda vez que las consultas programadas se van a suspender. Ambos doctores permanecen en aislamiento domiciliario en su casa y el pronóstico es leve. «Cuando se curen, se reincorporarán a sus puestos», dijo el responsable autonómico de Sanidad.

Además, en el área de Cáceres ayer también se confirmó el contagio de una persona procedente de otra comunidad autónoma. Por su parte, el Área de Salud de Navalmoral suma un positivo más, un hombre de unos 40 años que también está en aislamiento domicilario en su casa. Otra de las novedades importantes de ayer respecto a la evolución del coronavirus es que se han registrado los primeros contagios en las áreas de Don Benito y Mérida, que hasta ahora no habían registrado ningún positivo. En el caso de Don Benito se trata de dos varones de 33 y 39 años y en el de la capital autonómica, otro hombre de 53 años: un camionero que ha regresado de Italia y ya durante el viaje comenzó a tener síntomas.

Este diario también tuvo conocimiento ayer de que la cárcel de Cáceres ha puesto en cuarentena a dos internos que presentan síntomas «que pudieran estar en consonancia con los que manifiesta el contagio por coronavirus», que permacen aislados. Vergeles no se pronunció ayer al respecto y tampoco al ser preguntado por un posible caso en el Cefot de Cáceres, ya que en ninguno de estos supuestos se cuenta aún las con pruebas de detección positivas.

Además del aislamiento de Arroyo de la Luz, Vergeles insiste en que permanecer en casa es lo mejor que se puede hacer para controlar el virus. La Junta lanzó una recomendación más: que los funerales de las personas fallecidas, ya sea por coronavirus o por cualquier otra cosa, se limiten únicamente «a la familia más próxima» para restringir las aglomeraciones que pueden ser foco de contagio.