La vuelta a la actividad de la hostelería se permite a partir de este lunes 4 de mayo únicamente para que los clientes puedan acudir al establecimiento a recoger comida que luego consumirán en su casa. «No lo veo, va en contra de la esencia de la hostelería», dice César Martín Clemente, al frente de la asociación de hosteleros de la provincia de Cáceres Aecahtur. A su juicio, la reapertura se debe agilizar ante el riesgo de que la falta de actividad acabe con el 50% de los negocios de la provincia y alrededor de 3.500 de los 9.500 empleos que genera en la actualidad. «Esto va a ser la ruina del sector», dice.

Tampoco ve perspectivas halagüeñas Adolfo Maestre, uno de los socios de El Mirador de Galarza y El 13 de San Antón, junto al cocinero Juanma Zamorano. «No sé cómo vamos a poder soportar las mismas plantillas ante esas medidas de reducción de aforo y la nueva realidad. La gente no va a asistir a eventos, aunque los haya, con la misma confianza», asume. Y eso que considera que su caso es «privilegiado», porque sus terrazas y su aforo pueden soportar las reducciones previstas: «Aunque nos reduzcan al 30% podremos mantener servicios de 100 personas en comidas y cenas. A otros compañeros les va a hacer polvo, aunque tampoco sabemos si va a haber demanda», apunta. Entre los dos establecimientos tienen una plantilla de 32 trabajadores de la que hoy ya han empezado a trabajar cuatro, dos cocineros en cada local, para atender los primeros pedidos de comida a domicilio. La medida la habían previsto antes de que se dieran a conocer las fases de la desescalada.

La comida a domicilio era ya una parte de su negocio, aunque muy residual y únicamente los fines de semana. «Ahora va a ser la forma con la que vamos a empezar a tener cierta actividad», cuenta. Y presume que la situación puede provocar que gane peso.

El plan que tenían suponía iniciar el reparto a domicilio desde el viernes 1 de mayo, pero solo durante el fin de semana, y cerrar luego el establecimiento hasta el viernes siguiente. «No empezaremos a cocinar para que los clientes lo recojan en el local hasta que abramos la terraza», explica. Así que hasta que no se permita abrir los establecimientos, el 11 de mayo, la única vuelta a la actividad estará en el reparto a domicilio de los dos fines de semana.

«Es una vuelta a la actividad testimonial, porque se me cae el alma al suelo cada vez que entro en el restaurante y veo aquello cerrado y las cámaras llenas. Si no gano dos, malo sea que se pierda uno», dice y apunta a la «nueva realidad» que deberán afrontar a partir de ahora y durante un tiempo incierto: «Gente con mucho miedo y recursos mermados. No tengo la bola de cristal, pero creo que va a ser una crisis más dura que la del 2008 porque en aquella hubo gente que logró salir indemne».