El Gobierno arranca esta semana en su momento de mayor debilidad desde que estalló la crisis del coronavirus. Las previsiones económicas son mucho peores que al principio de la pandemia. Las autonomías, entre ellas varias de las gobernadas por el PSOE, exhiben su malestar ante la falta de información que les llega desde la Moncloa. Y la prórroga del estado de alarma, que se votará el miércoles en el Congreso, no está asegurada. El PP y el PNV, los dos aliados del Ejecutivo a la hora de sacar adelante las medidas de confinamiento frente al covid-19, señalan ahora mismo que no apoyarán. ERC se debate entre el 'no' y la abstención. Pero entre las previsiones del Gobierno no se encuentra que salga derrotada la prolongación de la alarma, en una versión menos estricta, con la desescalada ya en marcha ante el descenso de muertes y contagios.

Pedro Sánchez y su equipo se centran en los populares y los nacionalistas vascos. El presidente del Gobierno llamará hoy a Pablo Casado. El jefe del Ejecutivo dijo el pasado sábado que hablaba con los líderes de la oposición todos los lunes, algo que niega el PP. "Lleva sin contactar 14 días: desde el 20 de abril. Y ese día llevaba 17 días sin contactar: desde el 4 de abril. Y ese día llevaba 13 días sin llamar: desde el 23 de marzo", señalan fuentes de la dirección conservadora.

"En los términos en que la conocemos, no podemos apoyar la prórroga al estado de alarma", ha dicho esta mañana Casado en Onda Cero. La prolongación de la excepcional medida, ha continuado el líder del PP, que según las encuestas ha aumentado en apoyos gracias a su discurso duro contra el Gobierno, "no tiene sentido más allá de 60 días".

LA RESPONSABILIDAD

El Ejecutivo, en cambio, considera que sin el paraguas del estado de alarma la gestión de la pandemia se hace imposible, porque las leyes sanitarias no tienen la misma fortaleza, en un momento en el que la incidencia de casos es aún real. Los colaboradores de Sánchez no creen que los populares voten en contra el próximo miércoles. Casado aparecería en ese caso como el responsable de que el Estado quedase inerme ante una crisis de esta envergadura, señalan, de ahí que el presidente insistiera el pasado sábado en este mensaje. "No hay plan b. El estado de alarma es una necesidad", dijo Sánchez desde la Moncloa, donde el ambiente de secretismo es cada vez mayor, con el líder socialista rodeado de un núcleo duro muy reducido.

Con estas palabras, Sánchez vino a responsabilizar a la oposición de que los ciudadanos se queden sin ayudas y pueda haber un rebrote de contagios si finalmente la alarma no sale adelante, algo que el Gobierno no contempla. Los 88 diputados populares como mucho se abstendrán, creen los socialistas, así que habrá más votos a favor que en contra. Pero la medida sería aprobada solo con los apoyos del PSOE y Unidas Podemos, sus socios de coalición, y la imagen de debilidad del Ejecutivo aumentaría varios grados.

Por eso la Moncloa también apela al PNV, que hasta ahora, como el PP, ha respaldado las tres prórrogas del estado de alarma. Durante los últimos días ha habido varias conversaciones entre el Gobierno y los nacionalistas vascos, señalan fuentes de la Moncloa. Y Sánchez está dispuesto a conceder a las autonomías un mayor grado de discrecionalidad, algo que reclaman no solo Euskadi, Catalunya y las comunidades del PP, sino también territorios gobernados por los socialistas, como Valencia, Aragón y Castilla-la Mancha.

SEÑALES POSITIVAS

La dirección del PNV se reúne este lunes, una cita que servirá para estudiar el voto de sus seis diputados. Aun así, la decisión puede que no se tome hasta el martes o incluso el mismo miércoles. Las señales son positivas para el Gobierno. El presidente de los nacionalistas vascos, Andoni Ortuzar, ha defendido en Radio Euskadi la prórroga, pero siempre que junto a "un plan homogéneo con parámetros básicos" para todos los territorios haya también "un sistema de cogobernanza que respete las instituciones y competencias de cada uno".