El decreto del Gobierno que reclama parar toda la actividad productiva de aquellos sectores "no esenciales" ha puesto patas arriba a la gran industria. Empresas del sector siderúrgico, aluminio y cerámico reclaman más tiempo al Ejecutivo para proceder a la paralización de su producción.

"Hay instalaciones críticas que no pueden parar, no paran nunca, y no están recogidas en el decreto-ley, aunque sí en borradores anteriores, y las que tienen que parar con menos de 24 horas no da tiempo", explica el presidente de la patronal del metal, Unesid, Andrés Barceló. La asociación, que incluye a empresas como Arcelor Mittal o Acerinox, ha pedido al ministerio de Industria que les "aclare" el decreto y su aplicación.

El problema principal para estas empresas es que para parar deben "hacer planes seguros para las instalaciones y para los trabajadores" que no se pueden poner en marcha de un día para otro. El Gobierno decretó el domingo por la noche la paralización de toda la actividad y dio un margen de 24 horas para la clausura, pero desde Unesid consideran que es un tiempo totalmente insuficiente.

Además, cerrar un fábrica no es tan fácil como "echar la llave y marcharse". Es necesario "un mantenimiento mínimo", explica Barceló. Además, resulta "imprescindible" contar con seguridad en las instalaciones aunque estén cerradas. Por otra parte, Barceló añade que hay barcos cargueros que tienen previsto traer o llevarse material en los próximos días por lo que reclaman al Gobierno "un sistema urgente y extraordinario para que ese material pueda entrar y salir de las fábricas".

La situación del sector siderúrgico se extiende a otros de la gran industria como el aluminio que se han levantado este lunes sin saber muy bien cómo proceder. Fuentes de la multinacional Alcoa reconocían a primera hora de la tarde que "confían" en ser considerados como un servicio esencial y "están trabajando en ello". De momento no saben nada más. La empresa produce aluminio por un proceso de electrolisis que no se puede parar de un día para otro. Además, para hacerse una idea, si se para este proceso, volver a arrancar supone cerca de 20 millones de euros, según las cifras estimadas el año pasado por la propia empresa.

En el caso de Alu Ibérica, las otras dos plantas que Alcoa tenía en España y que vendió a Parter, la de A Coruña está parada desde que se detectó el primer caso de coronavirus y la de Avilés está en proceso de cierre, pero en ambos casos las cubas de electrolisis llevan paradas desde hace un año, cuando se vendieron las fábricas, por lo que no tienen problema.

El sector cerámico también apunta en la misma dirección que metal y aluminio. En su caso concretan que las fábricas necesitan hasta la medianoche del 1 de abril para detener toda la actividad productiva "con garantías de seguridad para las instalaciones y para los trabajadores", según la patronal cerámica Ascer. "Es imperante que se aplique el sentido común y un mínimo de flexibilidad para garantizar la parada de la actividad", agregan.

La patronal asegura que acatará las medidas decretadas por el Ejecutivo, "aunque no comparte ni fondo ni formas ante una decisión tan unilateral y desproporcionada, que obliga a las empresas a soportar económicamente la gestión de la crisis y que a medio plazo conllevará pérdidas irreparables de pérdida de empleo y de actividad".