María Martín sintió hasta un poco de vergüenza al volver ayer a clase después de 80 días sin pisar el instituto. «Ha sido raro salir temprano de casa y volver, era como si hubiéramos repetido curso y empezáramos de nuevo», cuenta. Su instituto, el IES Virgen de Soterraño de Barcarrota, es uno de los centros extremeños que abrieron ayer sus puertas para cumplir con las instrucciones extremeñas de la fase 2 de la desescalada, que permiten la vuelta voluntaria a las aulas a los estudiantes de 2º de Bachillerato, 2º de FP y 4º de ESO -y tutorías para el resto-. Pero están siendo una minoría, de momento, los que han decidido volver a los institutos en estas dos últimas semanas de curso (el periodo lectivo acaba el próximo 17 de junio).

«En mi grupo somos normalmente 22 estudiantes y hoy -por ayer- solo hemos ido siete a Matemáticas y tres a Química, las materias que yo he solicitado». En total, ayer tuvo cuatro horas de clase, que cree que le han venido bien para resolver dudas, entre «muchas medidas de seguridad» y protección hasta ahora inexistentes. «Cuando hemos llegado, a las nueve de la mañana, el director ha salido a la puerta para explicarnos cómo teníamos que estar en el centro, nos han echado gel hidroalcohólico a la entrada, nos hemos sentado en los sitios que estaban señalizados para guardar las distancias y no nos hemos quitado la mascarilla en las cuatro horas. Menos mal que han bajado un poco las temperaturas, si no…».

El transporte escolar

Hasta este instituto también llegaron ayer dos de las rutas habituales de transporte escolar (de Almendral, Torre y Salvaleón), con apenas ocho alumnos en total: «Iban como perdidos en los autobuses». Menos suerte tuvo Carmen Méndez, de Solana, que se desplazó hasta su instituto en Almendralejo (el IES Santiago Apóstol) con un particular. «Solicitamos transporte al centro, pero se ve que no era posible», cuenta. Ella quiere estudiar Medicina o Psicología si no le llega la nota y dice que hay asignaturas como Matemáticas o Química que son difíciles de impartir por vía telemática. Por eso ha pedido volver al centro y ayer compartió clase con 17 de sus 22 compañeros habituales. «Ha sido raro, al principio tuve una sensación de inseguridad y de volver por primera vez al instituto, pero luego me tranquilicé porque hay muchas medidas de seguridad y hemos podido guardar bien las distancias».

Carmen y María, que quiere estudiar Veterinaria, son solo dos de las cerca de 7.000 alumnas y alumnos extremeñas de 2º de Bachillerato que se pueden reincorporar a los centros antes de enfrentarse a la EBAU a finales de este mes. También pueden solicitar refuerzos otros 9.600 de 4º de ESO y 7.000 de 2º de FP. Y lo que pasó ayer en sus institutos sirve para ejemplificar cómo se vivió la vuelta a los centros educativos en el conjunto de la región: de forma tímida y desigual porque no todos abrieron sus puertas y con pocos estudiantes y mucha precaución en los que sí lo hicieron. La vuelta es voluntaria y cada centro se está organizando a su manera en función de sus características y las peticiones de sus estudiantes. En el IES Santa Eulalia de Mérida, por ejemplo, las puertas siguieron ayer cerradas: «los alumnos se incorporan a partir del miércoles», precisaron desde conserjería.

De hecho, la mayoría no ha comenzado este lunes, según señalaron el pasado viernes desde la Consejería de Educación, ya que hay que recordar que la instrucción fija que los alumnos vayan dos o tres días a clase a la semana y un máximo de cuatro horas cada día.

El IES Arroyo Harnina de Almendralejo o El Brocense de Cáceres fueron otros de los que sí abrieron sus puertas ayer a los estudiantes. En este último instituto cacereño volvieron el 30% de los alumnos de 2º de Bachillerato del horario diurno, en torno a 44 o 45 estudiantes. «Ha sido un poco extraño, pero han estado tranquilos y guardando las distancias», cuenta la directora, Milagros Lancho. Este centro ha establecido los lunes, miércoles y viernes para las clases de los estudiantes de Bachillerato y los martes y jueves para los alumnos de la ESO, que serán grupos muy reducidos: «ha pedido asistir en torno al 10% del total». Luego también tienen peticiones de otros grupos del resto de cursos de ESO y 1º de Bachillerato que se atenderán de manera individual, «pero son una minoría», reconoce.

La primera mañana de clase de la pandemia transcurrió con tranquilidad, según la directora pero también con «cierta preocupación» para cumplir con todas las medidas de protección. «La semana pasada enviamos los horarios y las medidas de seguridad que había que seguir y se ha hecho bien. Tenemos geles hidroalcohólicos a la entrada, mascarillas para el que no la traiga y también entre clase y clase entra el personal de limpieza y desinfecta». También han marcado los sitios en los que pueden sentarse los estudiantes, en forma de zigzag , y la entrada a clase se hace de uno en uno. «La mayoría de los pupitres que tenemos son dobles, pero solo puede sentarse un alumno. Cogen como máximo 12 en las clases de 24 y unos 16 en las que superan los 30 sitios».

Clases presenciales y telemáticas

Y si no han ido todos los alumnos a clase, tampoco ha hecho falta movilizar hasta los centros a todo el profesorado. «Han venido solo las horas de las clases que se habían fijado porque los profesores tienen que seguir con la enseñanza online también», apunta la directora. De hecho, la enseñanza a distancia sigue siendo la principal recomendación para finalizar este atípico curso escolar y la primera opción de la mayoría de los estudiantes extremeños a juzgar por el primer día de clase. No obstante, este próximo viernes será cuando la Consejería de Educación haga balance y dé a conocer las cifras globales de los alumnos que han vuelto a pisar los centros ahora tras 80 días sin clases presenciales.