«Siempre trabajo sin cita, pero en la situación actual, no queda más remedio que adaptarse», dice con resignación Sandra Roncero, que lleva más de dos décadas al frente de la peluquería de caballeros Nueva Imagen en Cáceres. Y en solo una mañana de trabajo ya tenía la agenda repleta de citas para el resto de la semana: «lo tengo lleno hasta el viernes», decía sin dejar de trabajar.

La semana pasada encargó capas de corte y toallas desechables para poder reanudar la actividad con más garantías de seguridad y se ha equipado también de mascarillas y guantes y también gel hidroalcohólico. «Aunque lleves muchos años de profesión, cuesta adaptarse a esta situación, no tienes el mismo tacto. Pero no queda más remedio que hacerlo así porque durante unos meses esta va a ser la situación. Es por el bien de todos», razona.

Pero la saturación es tal en los proveedores ahora mismo, que solo han podido proporcionarle una parte de lo que había pedido para abrir su local (200 capas de plástico y 200 toallas) y no han llegado hasta la mañana del lunes, ya con el local abierto. «No he tenido nada hasta las 11.00. Me he apañado como he podido», dice. Lo peor según cuenta, es que tampoco podrán proporcionarle más con rapidez porque las empresas que producen las capas y toallas que necesita están volcadas ahora en la fabricación de mascarillas y guantes. «No sé cómo lo vamos a hacer».