Su interpretación del Homo Antecessor, disfrazado con un abrigo de piel de su abuela, no tiene desperdicio, por la carga de humor, ironía y de dobles mensajes que contiene y que le ha valido la felicitación de la Fundación Atapuerca.

Es uno de los personajes creados por Paco Pajuelo Cienfuegos (Badajoz, 1986), licenciado en Historia del Arte, que este curso imparte clases en el instituto Siglo XXI de Sevilla, situado en Torreblanca, uno de los barrios con mayor exclusión social y también tecnológica. Es un centro educativo calificado como de difícil desempeño y cuando, de repente, la crisis sanitaria obligó al confinamiento y a continuar con el proceso de enseñanza, decidió buscar la forma de no desconectar con los estudiantes. «Ellos no cuentan con ordenadores portátiles y es imposible seguir unas clases telemáticas como se están haciendo en centros normalizados», cuenta. Lo que más preocupaba a este profesor era que «se rompiesen vínculos entre el centro y los alumnos, que tienen tendencia a ser absentistas».

Sabiendo que estos jóvenes tienen teléfono móvil, un smartphone, le dio la vuelta y pensó en utilizar él las aplicaciones que ellos sí conocen, «porque tampoco manejan la tecnología». Pero sí utilizan Tiktok e Instagram. Pajuelo se abrió una cuenta en Instagram (@sociales_xxi) «y ahí empezó a fraguarse todo».

Al principio, comenzó a pasarles unos cuestionarios temáticos en las Stories, que duran 24 horas, relacionados con el programa lectivo. Después introdujo Tiktok, que es una ampliación de vídeos cortos, con explicaciones breves, dinámicas y divertidas. De esta manera pudo comprobar quién lo veía y de forma indirecta llevar un seguimiento. El éxito fue repentino, incluso entre alumnos de otros centros.

Día del libro

Día del libroDio un salto definitivo con motivo del Día del Libro, el 23 de abril de «este raro 2020». Para esta fecha preparó un vídeo con la aparición en el instituto de un personaje del pasado. Eligió a Benito Pérez Galdós. Se trata de un vídeo «intencionadamente corto», cargado de contenido, en el que cuenta la vida y obra de Galdós. Como enganchó, la siguiente semana realizó una nueva aparición, la de Velázquez, que encandiló tanto que el propio Museo del Prado le escribió felicitándolo. A partir de ese momento decidió que además de los cuestionarios y las Stories daría continuidad a las apariciones. Cada semana ofrece un personaje histórico en su contexto al que añade «algún tema de los importantes». Por ejemplo, la conclusión final de Napoleón es que la guerra no sirve para nada, siendo como fue un militar que se pasó la vida en los campos de batalla.

Un gran punto de inflexión se produjo con el personaje de Cleopatra, el primero femenino que interpreta. Su reina de Egipto desmonta el mito de la que es conocida por su perfecta nariz, sus baños en leche de burra y su relación con Marco Antonio. La Cleopatra de Pajuelo escribió tratados de Filosofía, fue científica y política y se pregunta qué hubiese ocurrido si en lugar de una mujer hubiese sido hombre. «Tiene ese mensaje de la posición de la mujer en la historia, que tanto se debate ahora».

El siguiente en cambiar de siglo fue Beethoven. Con este personaje introdujo la traducción al lenguaje de signos con la colaboración de una compañera que es intérprete. La moraleja que quería trasladar es «que los límites te los marcas tú». Beethoven, uno de los compositores más importantes de la historia de la música, era sordo.

El «bombazo» llegó con el último personaje: Homo Antecessor, un hombre de Atapuerca, que incluso ha tenido repercusión en la fundación, que le ha escrito. Este homínido explica la evolución hasta el Homo Sapiens y al final suelta su mensaje sobre cómo es posible que haya quien se queje de que la gente cambie de continente para buscarse la vida, haciendo una referencia a África, «de donde somos todos originarios».

Ya está preparando la próxima aparición. Los personajes no siguen una línea temporal, para aprovecharse del factor sorpresa y que los alumnos no sospechen cuál será el siguiente. Además, siempre incluye alguna novedad.

Detrás de todo este tinglado está solo Paco Pajuelo. «De hecho creo que sale bien porque soy yo únicamente, para lo bueno y para lo malo, porque es mucho trabajo». Es totalmente autodidacta. Nunca antes se había puesto delante de una cámara ni había editado vídeos. «Estoy descubriendo un mundo, lo que conlleva un esfuerzo doble», reconoce.

Pajuelo comenzó con lo que tenía en casa. En el confinamiento era imposible comprar nada. La peluca de Cleopatra la preparó con lana. Se graba con su teléfono móvil en su dormitorio. Empezó con una toalla verde de fibra de Decathlon modo de croma y con un par de flexos del escritorio. Ya tiene un foco y consiguió unas telas verdes de mayor tamaño que le permiten más movilidad. «Poco a poco voy afinando, pero a mí me gusta que tenga ese punto artesanal», comenta.

Curiosamente, el guión es lo que menos le cuesta, «porque tengo tan claro lo que quiero transmitir, que no es tanto la información o el contenido histórico de cada personaje -que cualquiera puede encontrar en internet- sino el objetivo final de cómo lo quiero contar y lo que quiero transmitir».

Lo que no esperaba es la repercusión que está teniendo. Sobre todo le satisface que «los alumnos vean en mí un profe que les gustaría tener y que lo hace de verdad, con cariño y con respeto hacia el alumnado». Su proyecto va más allá. Ya está pensando en darle la vuelta a los vídeos para convertirlos en interactivos y que sirvan de material para impartir clases, pues están disponibles en Instagram y en YouTube para cualquier docente.