La hostelería es uno de los sectores que más restricciones está sufriendo por el covid. Se está viendo en otras ciudades, la más próxima Badajoz , de ahí que los hosteleros placentinos afronten el otoño con mucha «incertidumbre. Estamos en vilo, yo no sé si me van a cerrar mañana porque la hostelería es la primera que cierran».

Lo afirma Mamen Marcos, propietaria de un bar especial. Señala que la situación del ocio nocturno es distinta a la hostelería de día porque en este caso, las terrazas funcionan por las mañanas y a la hora de las comidas, mientras que en el suyo, el horario de apertura es vespertino y la hora de cierre es ya la misma para todos, hasta la una. «El otoño se plantea muy duro. Esto es un sinvivir. Sin ayudas no podemos plantearnos el futuro, que pinta muy oscuro».

Porque cuando llegue el frío, solo podrán servir en el interior y en mesas, por lo tanto, el número de clientes que podrá acoger quedará aún más reducido.

No entiende la reducción horaria porque «lo mismo da una aglomeración de gente a las tres de la tarde que a la una de la madrugada» y subraya que la mayor parte de los contagios se producen «en reuniones familiares, donde la gente se relaja, se quita la mascarilla, se besa, comparten vasos...» Marcos tiene una cosa clara: «No podemos permitirnos cerrar más negocios, sería la ruina y ya estamos casi en la ruina».

Respecto a los bares de día, Raúl Paniagua y Emilio Valencia coinciden con Marcos en que «la situación es preocupante y hay mucha incertidumbre». Sobre todo porque, en verano, «las terrazas han funcionado muy bien, la gente quiere exterior, aunque en mi caso sí han entrado al comedor», señala Valencia.

Pero el frío no anima a sentarse en una terraza, por eso, la opción que se están planteando los hosteleros es instalar cerramientos. En la plaza Mayor solo hay tres establecimientos que los tienen y el ayuntamiento ha recibido ya 7 solicitudes nuevas. «El otoño viene complicado. Si nos permiten los cerramientos, será un gasto más y, con las distancias de seguridad y limitación de espacio, entrarán menos mesas que ahora, pero bienvenidos sean los ingresos», apunta Paniagua.

El ayuntamiento quiere acelerar las gestiones para concederlos con más agilidad y, ante la duda de si la inversión merecerá la pena, Valencia subraya: «Habrá que arriesgarse, no podemos quedarnos petrificados. Si no le sacamos rendimiento ahora, ya lo haremos el año que viene».