Las misas se celebrarán a partir del día 11 con el aforo limitado, sin agua bendita y con mascarillas. Estas son algunas de las indicaciones que han acordado las tres diócesis extremeñas de cara al próximo lunes 11 de mayo, cuando tendrá lugar la reapertura de los templos que así lo estimen para las celebraciones litúrgicas y sacramentales.

Los obispos de la Provincia Eclesiástica de Mérida-Badajoz han elaborado estas pautas en base al plan de desescalada del Gobierno central y las recomendaciones de la Conferencia Episcopal Española (CEE). Las diócesis destacan que los fieles decidirán si han de acudir al templo o quedarse en casa y seguir la misa a través de los medios de comunicación, toda vez que los obispados han prorrogado la dispensa del precepto dominical.

Sobre el aforo, durante la fase 1 será de un tercio de la capacidad del templo con una distancia mínima de 1,5 metros entre cada asistente, tanto a derecha e izquierda, como por detrás y por delante de los bancos. Antes de las celebraciones, se habrá desinfectado el templo. Las puertas de acceso a las iglesias estarán abiertas y antes de acceder al interior, los fieles se deberán de limpiar la suela del calzado en alguna alfombra desinfectante. También contarán con geles hidroalcohólicos. Las pilas de agua bendita continuarán vacías.

Con respecto al desarrollo de la celebración, los obispos indican que el cestillo de la colecta se ofrecerá a la salida de la misa. El saludo de la paz podrá suprimirse o, si no, sustituirse por otro gesto que evite el contacto físico. Se aconseja recibir la comunión en la mano y sin guantes. Al abandonar la iglesia, los feligreses encontrarán abierta la puerta de salida.

En estas indicaciones no se tienen en cuenta las primeras comuniones y las confirmaciones, ya que estas celebraciones quedan fuera del período propiamente de desescalada. Por contra, sí hay recomendaciones para los bautizos y la unción de enfermos, que se realizarán con ritos breves. En el caso de los matrimonios, los anillos y las arras serán manipulados solo por los contrayentes. Las misas de difuntos se regirán por los criterios de las celebraciones eucarísticas.

«Creímos que las pandemias eran solo del Tercer Mundo»

Antonio León, párroco de San Pedro de Alcántara (Badajoz)

En la parroquia San Pedro de Alcántara, ubicada en el barrio pacense de Suerte de Saavedra, ya están inmersos en los preparativos para abrir sus puertas con todas las garantías a partir del próximo lunes. Su párroco don Antonio León explica que ya están calculando el tercio de personas que podrán acceder al templo para que se pueda cumplir con las normas de distanciamiento. A pesar de que la iglesia es amplia, el cura es consciente de que puede haber problemas de aforo, principalmente durante el fin de semana. «Habrá que explicarle la situación a las personas y ubicarlas lo mejor posible para cumplir las normas que nos han indicado», sostiene.

«Tengo pensado empezar este sábado una limpieza general en el templo para desinfectar banca por banca», destaca el religioso. Asimismo, ya se están haciendo de unas pegatinas que se ubicarán en las bancas para indicar a los fieles dónde deben sentarse, al tiempo que se colocarán carteles informativos por el recinto. En esta línea, también están adquiriendo gel hidroalcohólico de manos y alfombras desinfectantes para la entrada a la iglesia. Don Antonio señala que están buscando a personas, principalmente del Consejo Parroquial, para que le ayuden a cumplir con las directrices marcadas para que las celebraciones se desarrollen de una manera garantista.

Por otra parte, el párroco informa de que ya se está mandando información relativa a la apertura a los grupos de la parroquia y de las catequesis. «Es normal que la gente tenga miedo, pero por nuestra parte animamos a que asistan al templo. Vamos a atenernos todos a las normas lo mejor que podamos», asegura. «No le hemos dado importancia al coronavirus por creer que las pandemias eran solo para el Tercer Mundo. Esto nos sirve para que nos demos cuenta de que con la soberbia no vamos a ningún sitio», manifiesta el cura. «Si le hubiésemos dado a la enfermedad la importancia debida, empezando por el Gobierno, no hubiese pasado lo que ha ocurrido», apunta.

«Vivimos de las colectas y el cierre se ha notado mucho»

Ramón de la Trinidad Piñero, párroco de San José (Cáceres)

«Tuvimos que cerrar los templos por amor al prójimo y respeto por la vida humana, pero ya tenemos muchas ganas de volver». Así de ilusionado se muestra don Ramón de la Trinidad Piñero, responsable de la parroquia cacereña de San José, en la que ya se trabaja para su reapertura. «Echo mucho de menos celebrar con el pueblo», confiesa el religioso, quien asegura que «hay muchos cristianos con ganas de que reabran los templos».

El sacerdote sostiene que ya han recibido el material desinfectante con el que deberán contar de cara al regreso de los fieles. En esta línea, se han mantenido varias reuniones para formar un equipo que ayude a cumplir las normas. «Ya estamos organizando todo», afirma. Sobre el aforo, que no podrá ser superior a un tercio, don Ramón avanza que han decidido ampliar el número de misas, aunque pueden surgir modificaciones en función de cómo evolucione esta etapa. De momento, el domingo habrá dos misas, una a las once de la mañana para las personas mayores con más riesgo y otras a las doce para las familias.

Esta ampliación de horarios afectará a los dos templos principales de la parroquia: San José y Jesucristo Resucitado. De momento, el del Sagrado Corazón permanecerá cerrado. «En el equipo de voluntarios habrá personas encargadas de decirle a los fieles que cuando se llene el aforo no podrán entrar. Es duro, pero no queremos tener ningún problema con la salud de los fieles, ni con las normas de la autoridad civil», apunta. A pesar de que podrán volver a celebrarse bodas, estas se están aplazando «en su mayoría» como mínimo hasta octubre.

Por otra parte, el párroco destaca los efectos del coronavirus en la economía de la Iglesia. «Hay un mito de que a la Iglesia católica nos ayuda el Estado cuando no nos ayuda nada. Nosotros vivimos de las colectas y el cierre se ha notado muchísimo, aunque hemos hecho campañas y la gente ha respondido bien», subraya. En este punto, sostiene que ya hay parroquias con necesidades, por ello «hay que mirar todos los factores de esta realidad».