El pasado septiembre un estudio médico concluyó que la mortalidad hospitalaria por infarto se duplicó durante la primera ola de la pandemia debido a un conjunto de factores, entre ellos que el miedo a contagiarse hizo que aquellos que sufrieron esta grave enfermedad en aquellos meses acudieron más tarde a los servicios sanitarios. Y una nueva investigación, que acaba de publicarse en EuroIntervention, afirma que los pacientes que sufren un infarto de miocardio y están infectados por SARS-CoV-2 presenta una mortalidad cinco veces superior a los no contagiados.

Son las conclusiones de un estudio del grupo de trabajo de Código Infarto de la Asociación de Cardiología Intervencionista, de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), que ha analizado 1.010 pacientes con infarto ingresados en los hospitales españoles entre el 14 de marzo y el 30 de abril de este año.

Entre los que tenían una PCR positiva, el 10,9%, la tasa de mortalidad fue del 23,1% mientras que entre los enfermos sin covid fue del 5,7%. Pero, además, a su llegada al hospital, los pacientes con coronavirus presentaban más insuficiencia cardiaca y también tuvieron más complicaciones tras el tratamiento del infarto.

MÁS COMPLICACIONES

"El 31,9% de los infartados con covid llegaba a los hospitales con insuficiencia cardiaca, frente al 18,4% de los que no padecían la enfermedad, explica el doctor Oriol Rodríguez Leor, primer firmante del estudio, quien subraya también que "en el grupo de pacientes con coronavirus, el 3,3% presentó trombosis del stent y el 9,9% shock cardiogénico tras el tratamiento del infarto", porcentajes superiores a los que sufrieron estas complicaciones entre los no infectados.

En su opinión, estos resultados tienen un gran impacto en la práctica clínica diaria porque plantean que el tratamiento antitrombótico en pacientes con infarto de miocardio debería ser probablemente más agresivo en aquellos pacientes con covid-19, para prevenir complicaciones".