Sin abrazos ni besamanos ni abdicación a la vista. La reina Isabel II de Inglaterra cumple este martes 94 años en una situación excepcional a causa de la pandemia del coronavirus, que en Reino Unido ya sobrepasa la cifra de 16.000 fallecidos. Por no haber no habrá, como manda la tradición, salvas de honor por todo el país, ni en los edificios institucionales ondea la Union Jack, la bandera que representa a Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte.

Aislada en el castillo de Windsor, donde se recluyó en cuanto el virus empezó a hacerse notar, junto a su marido Felipe de Edimburgo, y donde grabó un mensaje alentador a la nación con su vestido verde esmeralda, este día lo pasará en silencio y alejada de sus seres queridos, a la espera de poder realizar algún evento en junio, mes en el que suele celebrarlo con un gran desfile.

Y es que la monarca más longeva del mundo celebra siempre por partida doble su aniversario. Y es la segunda parte la que los devotos de la corona esperan con mayor entusiasmo. La ceremonia del Trooping The Colour (el Desfile de los Estandartes), a principios de junio, congrega siempre a miles de personas en los alrededores del Palacio de Buckingham, con 1.400 soldados desfilando, más de 200 caballos y cerca de 400 músicos. Y en ella se produce la imagen más identificada por todo el mundo con los Windsor: la de todos los miembros de la familia real congregados en el balcón del palacio en torno a la reina.

Esa foto ya veremos si se produce porque se están buscando soluciones alternativas. Y si en ella están o no los duques de Sussex, que tomaron hace unos meses la decisión de dejar de formar parte de la realeza e irse a vivir a primero a Canadá y ahora a Estados Unidos con su hijo Archie. El cumpleaños coincide con la ofensiva de los duques contra los tabloides británicos y con Meghan promocionando el documental sobre elefantes para Disney al que ha puesto la voz en off.

Y llega tras la marcha adelante del Brexit con el gobierno de Boris Jhonson, la renuncia del príncipe Andrés motivada por su relación con el escándalo Epstein, la separación de su nieto Peter Phillips y Autumn Kelly, y varios sustos por la salud de su marido Felipe de Edimburgo que hizo que tuvieran que ingresarle por una gripe severa y la de de su hijo el príncipe Carlos que dio positivo en coronavirus hace unas semanas. Carlos ya se encuentra muy recuperado y está al lado de su esposa Camilla Parker Bowles. El coronavirus también ha obligado a cancelar hasta nueva fecha la boda de su nieta Beatriz de York con el empresario Edo Mapelli Mozzi.