Japón permitirá desde el 1 de octubre la entrada en el país de extranjeros con visados con fines de negocios o de estudios, aunque mantendrá el veto a los turistas de 159 países que aplica desde hace meses con motivo de la pandemia de covid-19.

La medida supone un paso más en la progresiva relajación de las restricciones fronterizas que las autoridades japonesas comenzaron a aplicar el pasado marzo sobre algunos países y ampliaron posteriormente hasta cubrir prácticamente todo el mundo, con objeto de evitar la importación de contagios del nuevo coronavirus.

El nuevo plan cuenta con el respaldo del panel de expertos designado por el Gobierno para la pandemia, y permitirá desde este jueves el acceso de extranjeros de cualquier país que posean visados de tres meses o más de duración y para fines que no sean de turismo, explicaron en rueda de prensa hoy altos funcionarios del Gobierno.

Esto incluye a personas que viajen a Japón por motivos de negocios, para estudiar, participar en intercambios culturales, trabajar en el sector médico o como dependientes de trabajadores extranjeros con estatus de residentes en el país asiático.

El Gobierno había suspendido la validez de todos los nuevos visados de estas categorías en el marco de sus restricciones fronterizas de los últimos seis meses, además de paralizar la concesión de nuevos permisos de residencia.

El volumen de extranjeros que podrá entrar en Japón, no obstante, "estará condicionado a la capacidad actual" para hacer pruebas de covid-19 en los aeropuertos nipones, según señalaron los responsables gubernamentales.

Esto supone que por ahora podrán llegar únicamente unos 1.000 extranjeros por día, según dijo el director general de la oficina gubernamental para la pandemia, Shoji Watanabe, quien añadió que las autoridades "trabajan para incrementar esa capacidad de testeo".

Test en los aeropuertos

Los aeropuertos nipones pueden realizar actualmente unos 10.000 test diarios, aunque la mayoría de ellos se reservan para ciudadanos japoneses que regresen desde el extranjero a su país, explicó el alto funcionario.

Los extranjeros que se desplacen a Japón deberán someterse a un test PCR antes de partir de sus países y a otro a la llegada al aeropuerto, además de presentar un certificado médico acreditando su resultado negativo en el primer test y de cumplir una cuarentena de catorce días en los lugares donde se alojen.

Las autoridades niponas permiten además desde el pasado 1 de septiembre la reentrada de los extranjeros con estatus de residente en Japón que hayan viajado al exterior antes o después de las restricciones fronterizas, y siempre que se cumplan los citados requisitos de test PCR y aislamiento.

De forma paralela a estas medidas, Japón ha flexibilizado sus condiciones de entrada para viajeros con visados de media y larga duración de siete países del sudeste asiático, y negocia medidas similares con otros 16 de Asia-Pacífico, entre ellos China, Australia o Corea del Sur.

El Ejecutivo nipón ha optado por esta relajación progresiva de sus controles fronterizos después de recibir numerosas críticas de organizaciones empresariales, instituciones educativas y de la comunidad de residentes extranjeros, que tachaban las medidas aplicadas de discriminatorias.