«Tenemos que ser muy prudentes todos, porque en la prudencia de todos está la seguridad de los puestos de trabajo», dice Antonio Jesús Vicente López, director comercial de la empresa cacereña Gloval Services, que se dedica la gestión de siniestros en el hogar y obras de reforma en general. Las peculiaridades de la tarea (una parte en oficina y otra en la calle) y la dimensión de la empresa (con una plantilla de 60 empleados en cuatro centros de trabajo en Cáceres, Badajoz, Plasencia y Navalmoral de la Mata) les han llevado a diseñar protocolos que abarquen la amplia casuística, pero aún así Vicente advierte: «por muchos medios que pongamos en las empresas, no sirven de nada si no nos concienciamos».

Por eso señala como el mayor logro para su compañía en esta ámbito el haber conseguido, precisamente, que la plantilla esté concienciada sobre la importancia de la responsabilidad individual, tanto en el ámbito laboral como en el personal.

A finales de mayo, cuando comenzaba a despertar la economía el tuvieron «un susto», con un trabajador que comenzó a encontrarse mal. Dio negativo. Pero fue el detonante para que las medidas de seguridad que habían comenzado a implementar, como las mamparas en las oficinas, se llevaran al extremo para minimizar cualquier riesgo.

«La mitad de la plantilla de oficina está aún teletrabajando y los que están no atienden presencialmente a clientes», explica el empresario. De hecho, una barrera impide el acceso de cualquier persona ajena a esos puestos, cada día se somete a control de temperatura a la plantilla y se ha creado un nuevo itinerario a través del almacén para que puedan entrar en la empresa las visitas de dirección. En estos momentos están llevando a cabo obras para adecuar ese acceso como itinerario seguro. En cuanto a los espacios comunes como el comedor, han adoptado también medidas de acceso y solo se utilizan cubiertos y elementos desechables.

No hay riesgo cero

«El riesgo cero no existe. Pero estamos poniendo en marcha todas las medidas que tenemos a nuestro alcance porque el temor a poder vernos con la actividad reducida es enorme. Y siempre estamos abiertos a las sugerencias que nos puedan hacer desde la plantilla», reconoce el empresario. Por ejemplo, durante un tiempo probaron con el personal que trabaja en la calle con el uso de doble mascarilla: «pero lo desechamos porque nos dijeron que no estaban cómodos, que les costaba respirar», explica.

Aún así, para la plantilla que está en la calle sí que se están extremando las medidas porque son los más expuestos, ya que entran en domicilios, tocan instalaciones sensibles para las reparaciones como aparatos de climatización. Además de las medidas obligatorias sobre el uso de mascarillas o gel desinfectante, han dictado otras recomendaciones como evitar que en las horas de descanso se junten para tomar café como hacían antes.

«Debemos tener claro que esto no va de cumplir normativa, va de seguridad. Y cualquier empresario serio lo sabe», reivindica. Por eso defiende la efectividad de todas las acciones preventivas en marcha y el cumplimiento por parte de los trabajadores: «tenemos a más de 30 personas todos los días en la calle, visitando una media de 8 viviendas, y no hemos tenido ni un solo contagio».