Los bares, restaurantes y demás establecimientos de hostelería cerraron en su mayoría el 13 de marzo, algunos incluso lo hicieron antes en Cáceres a raíz de la primera muerte por coronavirus y el aumento de los contagios. Durante sesenta días no se ha dispensando ni un refresco, ni una cerveza, ni un zumo en ninguna barra de la región. Semejante parón ha afectado severamente a los proveedores directos de la hostelería, especialmente al sector de la distribución del canal Horeca (hoteles, restaurantes y bares). Este diario ha pulsado la situación de los suministradores de bebidas, muchos con sus plantillas en ERTE y con los camiones parados en las naves, una situación que no acaba de remontar y que les genera importantes pérdidas.

Ya son dos meses sin repartos, con los almacenes llenos y con numerosos vehículos inmovilizados (seguros, rodaje...). Un túnel al que todavía no se le atisba la salida y que comienza a angustiar. «Desde el 11 de mayo pueden abrir las terrazas pero al principio el tiempo no acompañó y el aforo no les compensa, de modo que prácticamente no lo hizo ninguna. El pasado fin de semana se fueron animando, pero poco aún. Llevo 30 años con la empresa y nunca he vivido algo así, ni siquiera la última crisis ni la de los años 90. Se ha producido un parón radical, a las empresas les va a costar salir del agujero», explica Antonio Serrano, distribuidor de Ámbar y Schweppes en Cáceres a través de su firma Coloser (Comercial y Logística Serrano).

En sus instalaciones de la carretera de Miajadas trabajan 13 empleados. Los 8 que suministran a la hostelería se han acogido a un ERTE y los 5 camiones que utilizan siguen parados. Otros 5 operarios pertenecen a una segunda división de la empresa encargada de la logística de la firma de alimentación UNIDE y ellos sí están trabajando con sus 4 vehículos. Coloser también surte a multitiendas, supermercados y centros asistenciales de Cáceres, pero el 90% de su actividad procede del canal Horeca, lo que da idea del impacto del covid en este segmento.

Joaquín Tardío SL es una de las empresas más dinámicas del sector en Badajoz. Ubicada en el polígono El Nevero, distribuye Mahou, Schweppes, Ron Legendario, vinos extremeños y caldos de otras etiquetas al canal Horeca, que supone el 70% de su facturación. Además suministra marcas alimenticias como Calvo, Razo, Hero o Chovi a Carrefour, Tambo, Sediaco y otros establecimientos y multitiendas. El coronavirus ya tiene un coste en esta empresa: «Nuestras ventas, comparadas con el mismo periodo de años anteriores, han caído un 85%», desvela Joaquín Tardío.

Nada igual en 28 años

En consecuencia, de sus 10 empleados, 9 están en ERTE. De sus 10 vehículos, 8 están parados. «Son 28 años con la empresa y no he conocido nada igual. Tampoco tenemos claro cómo irá remontando el sector. Durante la primera semana de la fase 1 solo funcionaron un 3 % de los locales de hostelería. Es cierto que el buen tiempo está animando a las terrazas, y parece ser que desde junio abrirán ya de forma generalizada», indica Joaquín Tardío.

«Lo que deducimos es que la vuelta a la actividad será poco a poco», opina Antonio Serrano. «La gente tiene miedo y le costará reincorporarse a su vida normal, de modo que a los hosteleros tampoco les compensará reabrir hasta la fase 3, cuando puedan tener la mitad del aforo en el interior, el exterior y la barra. A nosotros nos cuentan que antes no podrán sacar a sus trabajadores del ERTE, y además habrá que ver cómo quedan las limitaciones de la hostelería para los próximos meses», agrega el empresario cacereño.

«No todos aguantarán»

Visto lo visto, Antonio Serrano augura que «el sector de la hostelería va a salir muy tocado, y con él todos los proveedores que formamos parte de la cadena». De hecho, teme que haya locales que no puedan volver a abrir por las pérdidas acumuladas y por las dificultades de la nueva situación. «Tenemos un importante número de bares y no todos aguantarán», pronostica. De hecho, según un informe de Coca-Cola y la Federación Española de Hostelería y Restauración, Cáceres registra 1,76 bares por cada mil habitantes, justo por debajo de Madrid (1,83). Badajoz supera a ambas con 2,07.

Pese a estos datos, la hostelería no estaba pasando por su mejor momento antes del Estado de Alarma, «aunque se vendía y nosotros teníamos trabajo para los empleados. Mandarlos a casa para evitar el cierre de la empresa era algo impensable hace tres meses», lamenta Antonio Serrano. En negocios como el de Joaquín Tardío, el hecho de tener el 30% de la actividad basada en la alimentación tampoco ha servido de salvavidas. «Al principio de esta situación los hogares realizaron un gran acopio de alimentos, hubo un repunte de la demanda, pero se ha estabilizado a medida que se ha perdido el miedo al desabastecimiento», señala el empresario, que solo mantiene un 15% de su actividad habitual.

Las esperanzas están puestas en el verano. «Será decisivo. Si la gente comienza a salir y a consumir, siempre dentro del respeto a la enfermedad, que es bastante grave, creo que se irán animando los negocios. De todos modos nunca llegaremos a los números anteriores, será imposible hasta que no exista una vacuna o al menos un tratamiento efectivo contra el coronavirus», sostiene Joaquín Tardío. Además, mientras no se reactiven las empresas y los trabajadores vayan saliendo de los ERTE, tampoco se espera un buen nivel de consumo. «La situación será compleja en el país durante un tiempo, con más personas inactivas que trabajando», matiza el empresario pacense.

El sector está formado por distribuidores de las principales marcas de refrescos y cervezas que se venden en los bares y locales de restauración, pero también por pequeños suministradores de vinos y de otras bebidas que están viendo clausurado su canal de subsistencia.

Regreso a la barra

"El golpe es duro, como ya he dicho ni siquiera creo que puedan salvarse todas las empresas de hostelería, pero quiero confiar en que los españoles nos conocemos y al final volveremos a los bares», apunta Antonio Serrano. «Entraremos con mucho cuidado a los primeros locales, que al principio quizás no completarán su aforo porque las personas tienen miedo, es lógico, pero luego posiblemente nos iremos adaptando a la situación», indica el distribuidor, que tampoco se olvida de la cruz económica que acompaña al covid: «Hay mucha gente que vive al día y que está pasando ahora verdaderos problemas para mantenerse, algunos sin cobrar el ERTE. Nada de esto ayuda a la recuperación de ningún sector».

De hecho, al igual que su compañero de profesión en Badajoz, el empresario cacereño es consciente de que la hostelería no recuperará su pulso habitual hasta la aparición de una vacuna o un medicamento eficaz. «Hay que esperar y mientas tanto capear el temporal, no nos queda otra», subraya.

70.000 empleos y 25.000 camiones parados

A nivel nacional, la Federación Española de Empresas de Distribución a Hostelería y Restauración (Fedishoreca) indica que más del 90% de su actividad se ha paralizado debido al cierre de los establecimientos a los que suministra sus productos, a causa del covid-19. La información de que dispone el colectivo, facilitada por las empresas del sector, situaba esa reducción en un promedio superior al 90% tras el Estado de Alarma, una situación que se ha ido recrudeciendo hasta el inicio de la fase 1 en la mitad del país, el 11 de marzo. A día de hoy el sector de la hostelería comienza a funcionar pero a muy bajo ritmo, y en algunas zonas de España ni siquiera ha despertado.

Esta federación cuenta con más de 600 empresas dedicadas a la comercialización y distribución de bebidas y productos de alimentación a los 300.000 establecimientos existentes en España. Da empleo a unos 70.000 trabajadores, factura en su conjunto 17.000 millones de euros y moviliza una flota de 25.000 camiones de reparto por todo el país.

El presidente de Fedishoreca, José Manuel Fernández Echevarría, asegura que el efecto sobre el sector de la distribución «es directo» y vinculado a sus clientes de hostelería, quienes han cerrado durante dos meses a excepción de un pequeño porcentaje: gasolineras, centros hospitalarios y pequeñas tiendas de alimentación. Los servicios programados no llegan al 10% de la actividad.

Supervivencia

Se trata además de un sector formado por pequeñas y medianas empresas. «Están haciendo todo lo posible por mantener sus plantillas, implementando medidas de flexibilidad laboral», asegura el director general, quien reconoce que el ERTE por fuerza mayor ha sido la única vía para sobrevivir, al permitir el ajuste temporal de las plantillas a la actividad y evitar despidos. De esta manera, asegura, «la vuelta a la actividad implicará la vuelta al trabajo de los profesionales» y la «supervivencia» de las empresas cuando regrese la normalidad.