Intentaba autoconvencerme de que no era, que había tal volumen de información que estaba sugestionado con los síntomas». Hacía un mes que Ángel Lorenzo (Montijo, 1984) había tenido una gripe fuerte y prefería inclinarse por una recaída por la fiebre y el malestar que arrastraba a principios de la semana pasada. En ese momento no tenía más síntomas que esos, así que se quedó en casa y comenzó con el tratamiento que su médico le había indicado entonces para la fiebre. Pero a este extremeño que vive en Punta Umbría desde hace dos años y trabaja como bombero forestal en la Agencia de Medio Ambiente y Agua de la Junta de Andalucía, se le iba desvaneciendo esa posibilidad a medida que aumentaban los síntomas: más fiebre, más dolores musculares, gastroenteritis, náuseas y por último, la tos.

Todo ese cuadro se fue presentando de forma gradual desde mediados de la semana pasada y se intensificó a lo largo del fin de semana. «La noche del viernes fue horrorosa y el sábado tuve mucha fiebre», cuenta. Así que empezó a preocuparse por la situación, lo comunicó a su trabajo y avisó a los servicios de emergencias para plantearles su caso. La respuesta fue que esperara en casa hasta que pudieran ir a hacerle la prueba, porque al explicarles lo que había hecho en los últimos días y las personas con las que había estado, saltó en la base de datos un positivo de una persona con la que había coincidido el día 4 de marzo durante una jornada formativa.

Confinado

A partir de ese momento optó por confinarse en casa (aún no se había decretado la alarma), aunque aún en contacto con su mujer y con su hijo de dos años, según explica, porque no se le dieron más indicaciones que esperar en casa. Y así aguardó hasta que el martes por la mañana le practicaron la prueba y por la noche tuvo el resultado: «La epidemióloga me comunicó que el resultado de la prueba era positivo y que debía aislarme en una habitación. Yo solo. Hasta ese momento yo estuve en contacto con ellos todo el tiempo. La verdad es que no sabía que debía ser así», asume.

Desde entonces sí ha cumplido a rajatabla las indicaciones que le dieron. Se ha confinado en una habitación y solo ha salido algún momento puntual de forma breve, «para no volverme loco en estos 12 metros cuadrados», y también para poder ver al niño, aunque sin acercarse a él y provisto siempre de mascarilla y guantes. Así estará al menos hasta el día 25 de marzo, con seguimiento ya de su médico de Atención Primaria.

«Lo que peor llevo es saber que mi hijo está al otro lado de la pared y que no puedo jugar con él» , reconoce. Pero su voz denota energía y una actitud positiva a pesar del mal momento: «Es mi carácter, soy una persona positiva por naturaleza, incluso asquerosamente positiva», dice. También reconoce que en la mañana en la que habla con este periódico por teléfono se encuentra mejor, los síntomas se han atenuado ya mucho, e incluso se anima unos minutos después con una sesión de entrenamiento sin salir de la habitación.

«Necesito mantenerme ocupado, salir de la monotonía, hacer cosas. Así que me entretengo hablando por teléfono con toda la gente que se ha interesado por mí y también con mi canal de youtube y con mi perfil de twiter» . De hecho fue en esta red social, en la que suele hablar de cuestiones relacionadas con su trabajo, en la que hizo público el miércoles el resultado de la prueba que le habían hecho un día antes: «Anoche me confirmaron el positivo en covid-19. Situación actual, confinado en una habitación de mi casa evitando todo contacto con mi familia…» , comenzaba el mensaje. «Pensé mucho si lo escribía. Pero decidí hacerlo como un ejercicio de responsabilidad, para concienciar de lo importante que es esto. Porque tres días como los que yo he pasado en una persona que esté débil, la destroza» , recuerda de los momentos más agudos.

Poca conciencia del riesgo

Él mismo no fue verdaderamente consciente de la situación hasta que escucho de la epidemióloga que el resultado de su test había sido positivo. «Solo me salió un: ¡me cago en…! Y en el fondo no sé qué esperaba porque tenía todos los síntomas salvo los problemas pulmonares, que supongo que no han aparecido porque estoy en buena forma», aventura. Solo tuvo algo de tos el martes, pero nada más. Y se muestra optimista. «Esto pasará, estoy convencido».

También reconoce que su postura ante la enfermedad ha variado tras vivirla. «Es verdad que desde enero estamos escuchando hablar del coronavirus. Pero al final creo que todos hemos pensado que era una de esas noticias más que salen, pero que a ti eso no te va a pasar. No tenía conciencia situacional», asume.

Hasta el punto que cuando el día 4 de marzo estuvo con la persona que parece haberle transmitido el virus, en el grupo en el que estaban bromearon con que podría haberse infectado de coronavirus porque tenía tos y acababa de llegar de Madrid, donde ya se estaba dando a conocer un pico importante de casos. «Alguien dijo al escucharle toser: ¡A ver si vas a tener el coronavirus! Y todos nos reímos», recuerda. «Creo que no hemos sido conscientes de lo que venía y que no hemos visto el riesgo hasta que lo hemos tenido encima. Yo el primero», reconoce.

Todo eso acabó condicionando su decisión final de hacer público su caso: «Es importante que la gente esté en casa. Porque a lo mejor unos van a pasar la enfermedad sin complicaciones, pero otros lo pueden pasar muy mal y todos tenemos a personas a las que queremos y tenemos que cuidar. Aunque parece que no lo vemos hasta que no lo tenemos en la puerta de al lado. Tenemos la falsa seguridad de que ‘no me va a tocar’. Yo la tenía. Pero ya ves».