Con la obligación de utilizar mascarillas en un mayor número de espacios, son muchos los niños que todavía no las tienen de su tamaño. El colectivo de voluntarios de Plasencia Incluso los héroes necesitan ayuda las ha estado confeccionando hasta tener un número importante, más de 3.000, que han decidido llevar a los colegios para que estos las repartan entre sus alumnos.

Así, ayer jueves, las entregaron a Protección Civil, cuyos voluntarios las distribuirán entre los centros educativos para que estos contacten con los padres para realizar el reparto. Uno de los promotores del grupo, Fernando Corriols, ha explicado que les ha parecido «la opción más coherente. Teníamos dudas sobre hacer el reparto por ejemplo en un parque porque podía no llegar a todos los niños y esta nos ha parecido la forma más óptima». No obstante, señala que todavía se han quedado con otras 1.000 mascarillas «por si a alguien no les llegan y las necesita».

Después de más de dos meses de trabajo que ha unido a unos 300 voluntarios, han dejado de fabricar material de protección. Porque tienen en stock entre 7.000 y 8.000 mascarillas, que ofrecen a todo el que las necesite, bien sea un ciudadano, una empresa o un centro asistencial. «Solo tienen que contactar con nosotros y, el que las necesite, las va a tener», garantiza Corriols.

También están pensando contactar con alguna asociación sin ánimo de lucro para entregarles algunas y que lleguen «a sectores desfavorecidos, a personas que no tienen posibilidades de comprarlas». Todo siempre «de forma completamente altruista».

Del mismo modo, han dejado de confeccionar batas para sanitarios porque «entendemos que ya tienen material y, si hubiese una necesidad grande, volveríamos a poner en marcha toda la maquinaria, pero no nos han llegado grandes necesidades».

Parece por tanto que su labor de ayuda desinteresada está llegando a su fin, después de haber confeccionado desde marzo «más de 40.000 mascarillas, unas 5.000 batas y 1.500 máscaras de protección», entregadas en centros de salud, de mayores, hospitales y empresas. Parte todavía la tienen en stock. Esta tarea que comenzó por iniciativa de su madre, María Jara, ha conllevado un gran trabajo de organización de equipos y estar «sin dormir literalmente» para hacer frente a toda la demanda. Con todo, están «supersatisfechos, es lo mejor que hemos podido hacer, ha sido un trabajo muy bonito, sin ánimo de lucro y sobre todo por dar visión a todos los voluntarios».