Cuando el 25 de enero la placentina María Roco Orantos aprobó el examen MIR en Oviedo no imaginaba que poco más de dos meses después estaría en un hotel medicalizado en Madrid tratando a enfermos de coronavirus. La vida son decisiones y estar en el momento preciso en el lugar adecuado y eso es lo que le ha sucedido.

Porque cuando estaba disfrutando de un viaje postMIR en Filipinas, se acrecentó la crisis sanitaria. «Iban a cerrar las islas y España también, así que volví el 15 de marzo a Plasencia». Su idea era «disfrutar de estar en casa» tras nueve años fuera por sus estudios de Medicina y a la espera de que salieran las listas definitivas para elegir plaza. Pero se enteró por unos amigos de que la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid estaba llamando «a repetidores del MIR para acudir a hoteles medicalizados que estaban abriendo» y ella se ofreció.

«Fue impulsivo. Pensé, si puedo ayudar, yo también quiero. Siempre he intentado ayudar y lo vi tan cerca que, para estar de brazos cruzados en Plasencia, dije, me voy allí porque he hecho Medicina para algo. Mis padres al principio veían mi marcha lejana, después les dio un vuelco, pero se sienten muy orgullosos».

Porque María lleva desde el 19 de marzo tratando a pacientes de covid-19 en un hotel medicalizado junto al hospital Gregorio Marañón. «Hacemos turnos de doce horas, de día o de noche y todos son pacientes leves que, por diferentes motivos, no pueden hacer el aislamiento en casa».

Explica que habitualmente se comunica con ellos a través de un teléfono porque «cuanto menos entres en las habitaciones, mejor», aunque en ocasiones «tienes que entrar, para ajustarles el tratamiento».

Afirma que esperaba encontrarse una situación «peor», aunque llegó en pleno pico de la pandemia. «Eran las últimas semanas de marzo y venían muchos pacientes de hospitales. Teníamos habitaciones dobladas y las plantas llenas porque trasladaban a unos veinte al día. Era un poco caótico todo porque hay que tener en cuenta que esto es la primera vez en la historia que ha pasado y convertir un hotel en una extensión de un hospital...»

Pero una vez organizado, subraya que se trabaja «muy bien. Estamos con residentes del Gregorio Marañón y un médico mayor que organiza todo, hay un gran equipo, de sanitarios y no sanitarios, sin todos ellos, nada funcionaría». Además, dice haber notado una mejoría. «Se está viendo el efecto de la paralización, ojalá siga así, aunque estamos pendientes de ver si habrá o no otro repunte».

Sobre el virus, afirma que ha visto pacientes «de casi 90 años que lo han superado y están fenomenal y otros jóvenes a los que se les ha complicado y no solo afecta a los pulmones, también a otros órganos. Hay tanto desconocimiento que tiene que pasar tiempo para saber cómo funciona».

En su opinión, la mejor protección es «mantener la distancia de seguridad, la higiene de manos y no tocarse constantemente la cara».

En principio, estará en Madrid hasta finales de mayo y luego espera poder elegir plaza y «que esto pase y podamos recuperar la normalidad». De momento, cuenta con una experiencia «muy enriquecedora. Tuve la oportunidad y suerte».