Que las instalaciones de un concesionario superen los 400 metros cuadrados es lo habitual. La estampa típica incluye espacios diáfanos en los que puedan exponerse con holgura varios modelos de coches y que el cliente pueda deambular entre ellos, mientras compara y decide su opción con el asesoramiento del vendedor. Colas y aglomeraciones no forman parte de lo habitual. «Un cliente y un vendedor», enfatizan en la patronal de los concesionarios, Faconauto.

Algo similar ocurre con otra actividad que tienen en común poco más que la necesidad de grandes espacios y el asesoramiento individual: los centros jardinería y viveros, necesitan cientos de metros para cultivar plantas, mantenerlas y almacenarlas, aunque la actividad comercial se puede realizar en espacios más limitados.

Pero ni en unos ni en otros se ha permitido aún reanudar la actividad, porque las superficies de estos establecimientos superan con mucho los 400 metros que fija como máximo el real decreto que regula la vuelta a la actividad en el comercio, priorizando al pequeño y aparcando a las grandes superficies (donde estarían estos por tamaño) por el riesgo de contagio que supondrían las aglomeraciones en esos espacios. «Nos equiparan a una gran superficie cuando nuestra actividad no tiene nada que ver y el 70% de la superficie de nuestros establecimientos están en el exterior», defiende Santiago González, director de la Asociación Española de Centros de Jardinería.

Cambio de postura

Viveros y concesionarios confían en que el Gobierno central reconsidere la situación extraordinaria de sus establecimientos y permita que inicien la actividad con la fase 1 de la desecalada, a partir de la próxima semana. En ambos sectores están movilizándose para lograrlo.

En el caso de los concesionarios, han iniciado contactos con el Ministerio de Industria para abordar el presente del sector y también su futuro. Tras casi dos meses de cierre (solo se ha mantenido una parte de la actividad para emergencias), las ventas que han caído en picado, con 24 ventas coches en abril en la región. Los 45 concesionarios que hay en Extremadura cerraron sus puertas el pasado 14 de marzo y se acogieron a ertes por causa de fuerza mayor, que han afectado a unos 2.000 trabajadores de venta y taller. «Queremos que se tengan en cuenta las condiciones excepcionales de los concesionarios por las particularidades de nuestra actividad; porque son instalaciones muy grandes pero porque la mayor parte es de exposición de coches», indican desde el colectivo. Alemania y Austria son algunos de los países en los que ya se ha considerado esa particularidad.

Ayer mismo estaba prevista una reunión de la patronal automovilística con Industria para abordar también el futuro de una actividad que dan por seguro que requerirá de medidas de impulso. «No vamos a poder reactivar la demanda por nosotros mismos», asumen. Al igual que ya han pedido otros sectores como la hostelería, también en Faconauto piden que se permita prolongar los ertes, para ir adaptando las plantillas a medida que se reactive la demanda.

Quieren abrir el día 11

«Estábamos convencidos de que esta semana podríamos estar abiertos. Contamos con todos los protocolos de actuación y prevención, con una guía con el número máximo de personas por día y hora. Hay cierto malestar porque no entendemos por que no se nos ha permitido. Queremos pensar que será posible la próxima semana. Se está perdiendo el mayor pico de ventas para el sector que es en primavera», afirma el responsable de la Asociación Española de Centros de Jardinería, que aglutina a un centenar de empresas, de ellas una docena de la región. Algunos establecimientos consultados por este diario afirman que el lunes abrirán sus puertas.

«Podemos abrir para vender a profesionales, pero no a clientes particulares», lamenta Lorenzo Garrote, de los viveros Pinsapo, con más de 3.000 metros de superficie. La actividad profesional se ha permitido para que puedan suministrar lo necesario a la agricultura y la ganadería. Pero no todos los establecimientos tienen en esas actividades a su clientela mayoritaria y esos meses son cruciales para su subsistencia. «Los viveros vivimos de lo que generamos desde enero al mes de mayo. Podría cerrar el resto del año y ganaría dinero, aunque al final te mantienes abierto para dar el servicio», explica. Así que este parón supone para él una caída del 80% en su facturación anual.

«No entendemos que se aplique únicamente el criterio de la superficie, no tiene ningún fundamento», razona Alberto Barrado, propietario de Top Campo, con más de 25 años de experiencia y dos establecimientos en Cáceres y Casar de Cáceres, este último de 7.000 metros cuadrados, más de la mitad al aire libre. «El lunes voy a abrir. Voy a delimitar una zona, igual que han hecho algunas grandes superficies, y me adaptaré a la superficie máxima de venta», afirma. Desde que se inició el estado de alarma ha mantenido únicamente la venta online, pero está perdiendo la mejor campaña del año; en primavera acumula el 50% de las ventas («la primavera para nosotros es como el verano para el que vende helados», dice) y la situación empieza a ser complicada. «Lo primero es la salud, no cabe duda. Pero los negocios tienen que funcionar y podemos hacerlo con todas las medidas de seguridad y con garantías. Y tenemos que comer».