Después de un largo periodo de puertas cerradas, la Escuela Infantil Municipal de Monesterio ha reabierto sus puertas para prestar servicio a niñas y niños con edades comprendidas entre los cero y los tres años. En este inicio de curso se han incorporado tres tutores y 27 menores, con lo que para completar la ratio actual, --reducida por las autoridades sanitarias y educativas, ante la actual situación sanitaria--, todavía quedan cuatro plazas libres.

Aurora González, responsable de este centro educativo de titularidad municipal, ha explicado que el curso ha comenzado con “normalidad y mucha limpieza”. Los protocolos son muy estrictos, y los padres y madres se muestran “confiados y tranquilos”. Para ajustarse a las medidas sanitarias obligatorias en prevención de contagios, el centro ha reducido el número de alumnos por aula, ha aumentado las zonas de recreo y ha modificado el uso de instalaciones.

Con ozono

Por ejemplo, “el desayuno se ofrece en cada aula, en lugar de en el comedor”, con lo cual se evita el contacto de menores, entre ellos y entre el personal docente. Entre otras medidas, también se ha prohibido el uso de “peluches y cojines”, así como acudir con juguetes de casa. Además cada niño tiene calzado propio en el centro, son sometidos a control de temperatura y caso de detectarse algún síntoma compatible con covid-19, se ha habilitado una sala de aislamiento, hasta la llegada de su progenitor. Tras comunicarse el posible caso a las autoridades sanitarias, las actuaciones posteriores quedarían supeditadas a “las indicaciones del personal sanitario del Centro de Salud”. Además, a mediados de semana, el ayuntamiento desinfecta todo el edificio con dos máquinas de ozono.

Perfil familiar

A diferencia de cursos anteriores, este año “todos los niños y niñas pertenecen a familias cuyos progenitores trabajan fuera de casa”. Este es el perfil de las familias que han optado por matricular a sus hijos en la Escuela Infantil Municipal. En otras ocasiones, explica Aurora González, “hemos tenido bastante alumnos de familias en las que trabaja un solo progenitor, pero traían a sus niños al centro para que se fueran adaptando a la educación reglada”. Esto ha cambiado y ahora, el servicio se ha convertido en “esencial para quienes no tienen con quien dejar a sus hijos durante su jornada laboral”.

En la actualidad el curso cuenta con tres aulas burbujas, agrupadas por edades y parentesco, caso de que dos hermanos asistan al centro. Las aulas cuentan con 12, 8 y 7 alumnos, respectivamente, y hasta el momento no hay ninguna matrícula de niños o niñas menores de un año.