La vuelta al colegio en Inglaterra de este lunes ha sido un arranque en falso. Unas 1.500 escuelas ignoraron la orden del gobierno de abrir los centros escolares a los niños de 4 y 5 años y a los de 10 años. No se sentían preparadas. Tampoco los padres estaban resueltos a mandar sus hijos a clase y en torno al 50% optó por esperar, siguiendo en muchos casos la recomendación de autoridades locales y de expertos científicos, que han criticado la decisión de Boris Johnson de reabrir las escuelas prematuramente.

Sin compa de pupitre

Harris Primary Academy en East Dulwich, al Sur de Londres sí abrió. Cada niño fue recibido a la llegada al centro por una asistente, que, protegida con mascarilla, visor, guantes y delantal de plástico, tomaba la temperatura del alumno antes de permitirle el paso. Ya en el interior, las aulas habían sido completamente rediseñadas. En las mesitas bajas, ovaladas y redondas de los más pequeños, que antes compartían cuatro de ellos, a partir de ahora sólo habrá dos. En otras salas cada alumno tiene ya su propio pupitre. Se acabó lo de sentarse al lado de un compañero y prohibido prestarse los libros o los bolígrafos . Todo va realmente bien. Los niños están aprendiendo en sus burbujas y todo el personal está trabajando duro, decía a medida mañana un mensaje de la dirección de la escuela.

El espacio es un gran problema y los responsables de muchos colegios advierten que no tienen la capacidad para mantener la distancia de dos metros exigida. El gobierno quiere que a partir del 15 de este mes se reincorporen otros dos grupos de alumnos de primaria, pero sólo a una cuarta parte de ellos se les permitirá acudir al centro al mismo tiempo. El orden y la planificación de todo eso será complicada.

Decisión precipitada

En la escuela católica de St Mary Magdalen, en el Oeste de Londres, el profesorado esperaba 70 alumnos, pero se presentaron 32, algo que fue la tónica general de la jornada. Muchos padres prefieren esperar a arriesgarse a un posible contagio. Es mucho más seguro que vuelva al colegio dentro de unas semanas, decía Helen, madre de Anne, una niña de cinco años y de un bebé de meses, con los que está paseando por el parque de Ravenscourt en una mañana estival. Ella cree que la decisión de vuelta al cole es precipitada y no está dispuesta a arriesgar a mi hija y al resto de mi familia a un contagio.

Confusión

A la aprensión de los padres se une la de los profesores. Los sindicatos de enseñantes estaban en contra de la apertura y se calcula que un 25% de los docentes se hallan de baja por razones de salud, de ellos o de sus familiares. Hubo confusión sobre qué centros abrían y cuáles no. Algunos padres que acudieron con sus hijos para iniciar las clases se encontraron el colegio cerrado. Nadie les había avisado.

El domingo, uno de los científicos que asesora al gobierno, John Edmunds, calificó de peligrosa, la actual etapa de desescalada. Creo que es arriesgado, porque tenemos aún un gran número de casos en el país, afirmó. Sólo en Inglaterra hay cerca de 8.000 nuevos contaminados cada día.