Pocos serán los que no conozcan las cocteleras del Oxígeno y el jamón del Mesón San Juan. Ambos, lugares emblemáticos en el imaginario cacereño, han bajado la persiana definitivamente tras más de un cuarto de siglo en la ciudad. Sobre ellos, aunque con más razones que han condicionado la decisión, ha pesado la situación provocada por la crisis sanitaria del coronavirus para decir adiós. Los meses de confinamiento que les obligaron al cierre y la incertidumbre provocada en el presente y en el futuro más inmediato por la pandemia han sido determinantes para que finalmente los dos negocios veteranos en el sector cacereño se sumen a la lista de nombres que se lleva el coronavirus. Rafael Arnaiz ya llevaba meses jubilado, no obstante, el que ha sido dueño del singular bar ubicado en la plaza de San Juan, frecuentaba el local hasta este primero de octubre, que ya luce cerrado. En declaraciones a este diario sostiene que han madurado la decisión durante meses. «En la crisis sanitaria hemos trabajado poco, las cosas están mal, no ha habido turismo de otros países, muy poco nacional y los de Cáceres hasta aquí bajan muy poco». A esa falta de clientela le ha sumado que no han llegado a un acuerdo con el arrendador para prolongar el contrato en los próximos años. «Llevamos aquí 25 años y este se acababa el último contrato de alquiler, pretendían cobrarnos como hasta ahora, pero no tiene sentido porque no ingresamos lo mismo que antes, de lo que sacamos de las mesas no podemos vivir», pone de manifiesto el hostelero cacereño. En cualquier caso, Arnaiz no oculta su sentimiento de tristeza después de prácticamente una vida en la misma barra. «Sentimos pena». La misma sensación deja para sus dueños el cierre del bar de copas Oxígeno en la cuesta de Santo Domingo. En este caso, el local ya ni luce el letrero que le daba nombre. En la puerta, un cartel que anuncia un cierre temporal y desea feliz verano a los clientes. Finalmente, este cierre se convertirá en definitivo antes de lo previsto -ya tenían pensado jubilarse-- tras 28 en la calle debido a la dificultad de adaptar los aforos . «Ha influido un poco todo, la salud es lo primero pero se ceban con la hostelería, muchos compañeros están igual».