La Policía Local denunció el pasado domingo a un cacereño, del barrio del Junquillo, por poner música desde su balcón para animar al resto de los vecinos de la barriada. Desde el inicio del estado de alarma David Hinojal se propuso poner su granito de arena para hacer más ameno el confinamiento. Regenta un gimnasio en la barriada que, al iniciarse la cuarentena, se vio obligado a cerrar. Así que optó por llevarse a su casa los equipos de música que tenía en el local. Tras darle varias vueltas decidió comenzar a poner música por las tardes, normalmente a la hora de los aplausos. Además, como es una zona donde viven familias jóvenes, quiso también dedicarle un ratito del día a los más pequeños poniendo música infantil por las mañanas, de 12.00 a 12.30 horas. Desde el domingo la música se ha esfumado.

«Desde el primer día que puse la música la gente se empezó a animar. Bajaron a los trasteros para coger las luces de Navidad que han colgado de los balcones. Yo también decoré el mío», comenta. Desde entonces han celebrado todo tipo de fiestas temáticas: ibicencas, de carnavales,… Hasta una Nochevieja donde se comieron las doce uvas (en realidad eran doce conguitos que había repartido el de la multitienda del barrio). «Creo en el poder de la música como terapia y creo que esto es una forma de evadirse para que el confinamiento no sea tan aburrido». Escuchan todo tipo de registros: «Hay noches que hemos terminado con Andrea Bocelli», añade.

Su proyecto se ha visto truncado por las denuncias de otro vecino, a quien le molesta el ruido que genera la música cada mañana y cada tarde. La policía fue primero dos veces a su domicilio para apercibirle, siempre por las mañanas, cuando sonaba la música infantil, y tras recibir la queja de este otro residente. «La primera pareja de policía que vino estaban avergonzados», asegura. El segundo apercibimiento también fue por la mañana: «Les expliqué que solo era media hora, que lo hacía por los niños, pero me dijeron que la música estaba muy alta y que alguien se había quejado», añade.

Volvió por la tarde

Volvió por la tardeEstos dos días tuvo que apagar la música pero volvió a ponerla por la tarde. Hasta el pasado domingo, cuando tuvo que bajar el volumen para siempre. Esa tarde había empezado sobre las 19.00 horas (siempre comienza un poco antes de las 20.00 para terminar con los aplausos en agradecimiento a los sanitarios) y a las 19.25 horas recibió la visita de los agentes. Esta vez le solicitaron los datos personales y le advirtieron de que se le pondría una sanción, aunque no sabe cuánto dinero tendrá que pagar.

Los vecinos, nada más enterarse de lo ocurrido, han iniciado una colecta para pagar entre todos la multa. Esa noche salieron además a los balcones con cacerolas para protestar por lo ocurrido. «Soy consciente de que se escucha pero es un rato. Además tenemos localizados a los vecinos que son sanitarios y que trabajan de noche para no poner la música en caso de que ellos lo pidan», insiste este cacereño, que asegura sentirse decepcionado por lo ocurrido. «No estoy enfadado, estoy triste. Todas las tardes, mientras preparaba el equipo de música en el balcón, los niños salían a los suyos y me llamaban, estaban deseando que se pusiera la música. Hasta ahora yo no los conocía ni sabía sus nombres pero esto nos ha unido» añade. Dice que los balcones del barrio «nunca» han tenido el color que tienen ahora. «Hay vecinos que nunca habían hablado entre sí, que no se conocían y ahora salen a los balcones, hablan, se conocen, se ponen cara,… Estamos haciendo barrio, cosa que antes no éramos», reconoce.

Han puesto en conocimiento del alcalde, Luis Salaya, lo ocurrido. El regidor les ha contestado a través de las redes sociales: «Ya lo siento David. Si hay quejas por ruido la policía no puede más que actuar y, desde luego, nosotros no dirigimos sus actuaciones. No es el primer caso de denuncias de este tipo. También hay que tener en cuenta que hay gente que trabaja de noche en los hospitales y gente que está enferma en casa», le contestó Luis Salaya.

Pero David Hinojal se niega a tener que parar la música, así que está ideando un nuevo proyecto. Se trata de una radio online para que todos los vecinos puedan escuchar la misma canción en sus casas desde sus teléfonos móviles. Él se encargaría de controlarla desde su domicilio y de poner los diferentes temas: «No vamos a permitir que nos quiten este ratito de diversión».