La primera vez que se oyó hablar del covid-19, cuando el virus todavía era un desconocido, se creyó que se trataba de una neumonía más. Pero ahora, tras meses de convivencia forzada con esta pandemia y millones de diagnósticos en todo el mundo, la experiencia indica que se trata de algo más. En los casos más graves, la enfermedad podría dejar huella desde los pulmones -la zona cero de la infección-, hasta el corazón, los riñones, el hígado y el cerebro. Varios médicos y pacientes exponen cuáles podrían ser los efectos de esta enfermedad y cuáles son, por el momento, las secuelas que se esperan.

PULMONES

Epicentro de la enfermedad. La gran preocupación a corto y largo plazo son los pulmones, epicentro de la enfermedad. En los casos más graves, preocupa saber cómo se cicatrizarán las heridas de la infección y hasta qué punto quedará afectado el funcionamiento del órgano. «En algunos de los pacientes que han estado ingresados hemos observado signos de fibrosis incluso tras recibir el alta. Estamos trabajando para evaluar la pérdida de capacidad pulmonar en estos casos», explica Germán Peces-Barba, vicepresidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).

Este tipo de secuelas, explica el doctor, se manifiestan sobre todo en los casos más graves. Difícil decir si esto depende del virus o de los efectos adversos de la hospitalización. «Sabemos que los pacientes que han estado intubados, con respiradores o con oxígeno durante mucho tiempo pueden desarrollar lesiones», explica Peces-Barba.

CEREBRO

Síntomas difíciles de identificar . «Sabemos que hay sintomatología neurológica asociada a la infección», explica Josep M. Tormos, director de investigación del Institut Guttmann. Algunos pacientes diagnosticados han reportado pérdida del olfato y el gusto (anosmia y ageusia), así como dolores de cabeza y otras alteraciones neurológicas durante la fase aguda de la enfermedad. Una vez recuperados, hay quienes arrastran problemas de memoria a corto y medio plazo, alteraciones en las funciones ejecutivas y un cuadro de fatiga generalizada.

En el caso de los pacientes covid con pronóstico grave, sería razonable pensar que los problemas respiratorios que han sufrido también hayan podido dejar huella en el órgano. Pero también podrían entrar en juego otros factores, como la posible inflamación causada por la infección. O el estresante proceso de hospitalización, cura y recuperación. «Podría ser que este cuadro actúe de desencadenante para enfermedades que ya existían de manera larvada. La mayoría de las secuelas neurológicas que hemos observado hasta ahora son en personas de entre 40 y 65 años, la edad en la que se suelen manifestar este tipo de afecciones», argumenta el investigador.

CORAZÓN

Una tormenta inflamatoria. La «tormenta inflamatoria» desencadenada por el covid-19 también podría dejar huella en el corazón.

En las unidades de cuidados intensivos de los hospitales, se han visto daño miocárdico, fallo cardíaco y arritmias en los pacientes. «No sabemos si es un efecto directo del virus o una consecuencia de la inflamación. La misma insuficiencia respiratoria podría provocar que el oxígeno en sangre sea menor y que eso acabe provocando un daño miocárdico. Pero también podrían darse problemas de circulación o de coagulación», explica Ana Ochagavía, directora del área de críticos del Parc Taulí.

APARATO LOCOMOTOR

Daños por quedarse postrado en la cama 3 Muchos de los pacientes ingresados por covid-19 abandonan el hospital, una vez recuperados de la infección, arrastrando problemas de movilidad.

Tras semanas postrados en la cama, hay quienes sufren deterioro muscular, pérdida de movilidad, parálisis o atrofia. También están observando daños en las cuerdas vocales en pacientes que han estado intubados, que muestran problemas tanto en la voz como al tragar. «Ya estamos empezando a atender a pacientes con secuelas motoras y neurológicas», explica Judith Sánchez Raya, jefa del servicio de Medicina Física y de Rehabilitación del Vall d’Hebron.

HIGADO Y RIÑONES

Efectos adversos de la medicación. «También hemos observado alteraciones en las funciones renal y hepática. Pero no sabemos si es una consecuencia del virus, de la medicación o de las alteraciones cardiovasculares», valora Josep Trenado, de la Sociedad Española de Medicina Intensiva (Semicyuc).

Podría ser que el hígado y los riñones queden resentidos tras «filtrar» todos los medicamentos utilizados para frenar la infección.

Pero también podría ser que estos órganos queden afectados por los trombos causados por la inflamación.

Ahora que la presión asistencial ha disminuido, los expertos centran su atención en entender el alcance real de este virus. Y en ayudar a la recuperación de los pacientes con secuelas.