Con todas las precauciones higiénicas del nuevo fútbol, con mascarillas en el banquillo improvisado en la grada y desinfecciones, el Rayo se impuso en los 45 minutos que le quedaban del partido con el Albacete gracias a un gran gol de Advíncula. Aún sin nuevas normas, como los cinco cambios, se vieron cosas del pasado: encontronazos, forcejeos o agarrones en los saques de esquina.

Suspendido el 15 de diciembre porque la grada, entonces llena, increpó al grito de puto nazi al delantero ucraniano Zozulya, se jugaron los 45 minutos que quedaban, a puerta cerrada y después del partido de la segunda vuelta, sin fichajes de invierno y el Alba con diez, tras la expulsión de Eddy Silvestre en la primera parte.

Superioridad rayista

La iniciativa en el juego fue del Rayo y su superioridad manifiesta, con la posesión como propuesta ante el repliegue del Albacete, pero pasaron los minutos sin ocasiones de gol. Ante la ausencia de un delantero natural, Jémez tiró del central Catena para ocupar el área rival y suyo fue el primer remate a puerta del partido.

El primer gol después del coronavirus fue para el Rayo, a los 15 minutos de la reanudación, y fue bonito, como los pocos que hace el peruano Advíncula, con un disparo cruzado imposible para Tomeu Nadal.

Llegó el último cuarto de hora sin una llegada peligrosa de los manchegos, aún con los cambios de Alcaraz. Con el triunfo, el Rayo mira a las eliminatorias de ascenso, con tres puntos de desventaja, para el tramo final. El Albacete sigue empatado con los puestos de descenso.