El impuesto de matriculación registró un descenso de recaudación del 17,5% el pasado mes de febrero en España, una cifra que corrobora el momento complicado del automóvil. Cuando se advertía que 2020 iba a ser un año complejo no se tenía en cuenta la crisis que provocaría el covid-19. Es por eso que el escenario que se avecina en unos meses será más incierto y más, mucho más complicado. Pero, obviamente, no todo será culpa del coronavirus.

Este año ya arrancó a pie cambiado con la nueva norma de emisiones (los famosos 95 gramos), la caída del mercado, la electrificación y las luchas comerciales con China y Estados Unidos al orden del día. En los dos primeros meses del año el mercado cayó notablemente, con un 6% en febrero (encadenando 17 descensos en los últimos 18 meses en el canal de particulares) mientras el precio de los coches (incluyendo el impuesto de matriculación) subía un 5,7% (enero y febrero).

En ese escenario los ingresos por el impuesto de matriculación también se vieron reducidos, y todo antes de la llegada del covid-19. En febrero se recaudaron 38,17 millones de euros (46,28 millones en 2019), y según los datos de la Agencia Tributaria recogidos por Europa Press en los dos primeros meses del año se recaudaron 79,27 millones de euros, un 16,2% menos que en el mismo periodo de 2019.

La caída del ingreso vino argumentada por el descenso de las ventas y también por la migración del mercado hacia modelos con menor impacto de CO2. En el camino hacia una media de 95 gramos las emisiones acumuladas por vehículo alcanzaron en febrero los 114 gramos, ocho gramos menos que en el año anterior. En el acumulado de los coches nuevos vendidos en los dos primeros meses del año España se sitúa en los 115 gramos.