La incertidumbre, el confinamiento, las limitaciones de la vida social, la falta de contacto con los seres queridos, las pérdidas a causa del covid-19 o de otras patologías, el miedo al contagio, los problemas económicos... Las múltiples aristas que rodean al impacto de la pandemia en la vida de la población han resquebrajado la salud mental y han favorecido la aparición de cuadros de ansiedad o depresión que ya motivan muchas de las consultas que reciben en Atención Primaria y en las citas de los psicólogos. En estos últimos, hay centros que están dando citas ya a tres semanas vista y los expertos alertan de que el incremento de casos se prolongará en el tiempo e incluso se podría agudizar si los efectos de la crisis económica que acompaña a la sanitaria, se agravan en los próximos meses.

«No teníamos una experiencia previa que nos ayudara a gestionar esta situación que estamos viviendo porque la mayoría de las personas que habían vivido una pandemia ha fallecido», subraya Iria Grande, secretaria de la Sociedad Española de Psiquiatría. La experta asegura que la mayoría de la población ha vivido en los últimos meses «momentos de ansiedad por la incertidumbre» y que esa ansiedad prolongada en el tiempo puede desembocar en clínica depresiva. «Que una persona no tenga ganas de seguir adelante y que no vea solución», apunta. En ese momento, reconoce es en el que tienen que intervenir los equipos de Salud Mental y ahí es donde la mayoría se han visto desbordados ante el aumento de derivaciones en equipos que ya estaban muy colapsados en general.

«Es fundamental dotar bien a la Atención Primaria, porque son ellos quienes están más cerca del paciente y en muchas ocasiones lo que necesita el paciente es que alguien con quien ya tiene contacto les ayude a reparar su situación emocional», señala María Victoria Gómez Tomé, coordinadora de Salud Mental en el área de Plasencia.

Al teléfono

Los distintos equipos de la región intensificaron la actividad en los primeros momentos de la crisis sanitaria con un servicio de atención telefónica en el que prestaron asistencia a los enfermos con patologías graves que estaban en tratamiento, pero también a personas que habían perdido a algún familiar a causa del covid-19, a los profesionales sanitarios y a los propios pacientes de coronavirus, para ayudarles a afrontar psicológicamente las secuelas de la enfermedad. Fueron los psicólogos de los equipos de Salud Mental los que asumieron la tarea y llegaron a prestar asistencia a cerca de un millar de personas. Según las cifras que ha dado esta semana el consejero de Sanidad, José María Vergeles, se ha atendido a unas 750 familiares de alrededor de 500 fallecidos, más de un centenar de profesionales sanitarios y unos 70 enfermos con secuelas del covid-19.

«Los duelos han tenido unas características que no nos habíamos encontrado nunca hasta ahora y es el hecho de no poderte despedir de esa persona. Ha sido muy duro de gestionar. Pero aún ha sido más duro algo que nos hemos encontrado y era desconocido: el sentimiento de culpa en personas que saben que son ellos los que han contagiado a un familiar que luego ha muerto. Eso es algo tremendo a nivel emocional y de muy difícil elaboración», reconoce la psiquiatra.

Llegar a superar ese tipo de emociones requieren tiempo según el caso, pero además los expertos empiezan a ver ahora el reflejo en la salud mental de otras particularidades de esta crisis sanitaria como es el aislamiento y en muchas familias, la disminución de ingresos. «Se empiezan a ver los efectos, pero van a requerir aún más estudio para determinar hasta dónde llegan», subraya.

Sufrimiento emocional

En la puerta de entrada a los equipos de salud mental, las consultas de Atención Primaria, la demanda relacionada con problemas psicológicos ya están alcanzando una «alta incidencia», en palabras de la doctora Ana Arroyo de la Rosa, médica de Atención Primaria en Mérida. «Más que de un problema de salud mental yo hablaría en estos casos de un sufrimiento emocional», afirma. Y los síntomas que le refieren todos los pacientes incluyen problemas de insomnio, tristeza, ansiedad... «Es estrés psicológico», explica. Distribuye además todas las consultas de este tipo en cuatro bloques que comparten elementos comunes: «sanitarios, pacientes de covid, efectos del aislamiento y el duelo». «No poder despedirte está creando mucho dolor a los familiares y tenemos que estar muy pendientes de que estas personas no acaben desarrollando un duelo patológico», explica.

Junto a eso, los problemas económicos están llevando también a muchas personas a las consultas con cuadros de estrés. En principio, la mayoría de estos casos se incluyen dentro de lo que se etiqueta como trastorno mental común (ansiedad o depresión) y se abordan desde Atención Primaria, aunque sea con una consulta previa del médico a los equipos de salud mental.

Pero más allá de los problemas económicos que motivan muchas consultas hay dos rasgos inherentes al ser humano que se han visto vulnerados como consecuencia de la crisis del covid y que están desembocando ahora en trastornos psicológicos: «se han visto vulnerados principios básicos como el instinto de supervivencia, pero también algo inherente al ser humano como ser social», recuerda la psicóloga Noelia Martín.

Socializar como necesidad

«La socialización es lo que nos ha llevado a la segunda ola y lo que causará, si la hay, una tercera. Que el día a día no te permita relacionarte con el vecino, no quiere decir que no sea importante para nosotros tener a seres queridos alrededor», añade la experta, que atiende desde su centro a pacientes de todas las edades. Ella distingue cuatro franjas de edad con rasgos comunes en cuanto a las secuelas psicológicas derivadas de la pandemia: «En los niños estamos viendo muchos problemas para retomar la dinámica escolar, con problemas de concentración y gestión del tiempo. En el caso de preadultos y adultos, hay niveles muy altos de ansiedad y depresión, de estrés por los nuevos protocolos de trabajo o de teletrabajo», explica. Y en el caso de las personas mayores, señala efectos relacionados «con el miedo a la enfermedad y a morir solos», por un lado, pero también «con el deterioro cognitivo acelerado en muchos casos como consecuencia del aislamiento». «Hay estudios que hablan de entre 5 y 10 años de deterioro en estos meses», concreta.

Aun así, esta experta destaca un aspecto positivo que esta crisis, como todas, ha puesto de relieve en cuanto a la salud mental: «que hay que prestarle atención». Y a renglón seguido, advierte también de que si bien la huella en este caso perdurará más que la crisis sanitaria, también acabará por quedar superada por la rutina para la mayor parte de la población: «al final nos olvidaremos de que hay que abrazar y disfrutar de tu hijo y de tu marido. El día a día se acaba imponiendo y todos volveremos a lo que éramos».

El malestar psíquico afecta a un 30% de la población

Hay pocos estudios aún que hayan puesto cifras a los efectos que la pandemia está teniendo en la salud mental de la población, pero la percepción de algunos expertos es que la menos un 30% sufre estrés, ansiedad o depresión como consecuencia de los efectos de la pandemia en la vida de la población. La cifra la da Josep Antoni Ramos Quiroga, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Val d’ Ebron y está cinco puntos porcentuales por encima de las cifras que se estima que había antes de que estallara la crisis del covid-19.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya alertó el pasado mes de mayo de la crisis psicológica «masiva» que podría desencadenarse a raíz de la pandemia y solicitaba a los países que tomaran medidas al respecto, porque las consecuencias de la pandemia en la salud mental serían perceptibles a largo plazo. Las causas a las que apuntaban ya entonces son las mismas que esgrimen ahora los expertos para evidenciar lo que están viendo en sus consultas: «El aislamiento social, el miedo al contagio y la pérdida de miembros de la familia, que se agrava por la pérdida de ingresos y a menudo del empleo», decía entonces en un comunicado el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

En esas fechas, un estudio de un grupo de expertos de la Academia de ciencias médicas de Reino Unido, advertía ya también de los efectos que la crisis de salud pública tendría en a salud mental. En su análisis, publicado por The Lancet, determinaban una de las consecuencias más adversas de la pandemia era el incremento del aislamiento social y la soledad «que están fuertemente asociados con problemas de ansiedad y depresión».