Justo dos días antes de que el gobierno central decretase el Estado de Alarma, el Bar Dallas cumplía ocho años de la mano de María Romero y Ángel Luis Bravo. Nada hacía prever entonces que sus siete trabajadores se verían inmersos en un ERTE y que uno de los locales más tradicionales del tapeo cacereño tendría que bajar la persiana. Desde el lunes pasado el establecimiento ha vuelto a hacer de la barra su medio de vida. Cuatro de los empleados se han reincorporado, el resto deberá esperar porque «la cosa va poco a poco; bueno, muy poco a poco», relata María. «El teletrabajo ha matado a los desayunos, están perdidos», confiesa.

No es un pesar exclusivo del Dallas, la mayor parte de los hosteleros dicen lo mismo. Se impuso la necesidad de trabajar desde casa, muchas empresas continúan así y, evidentemente, la clientela en los bares se ha visto muy mermada en esa franja horaria. Les salva, afortunadamente, la terraza. Lo explica María: «Tenemos ocho mesas y vamos tirando, aunque la gente todavía tiene un poquillo de miedo».

El negocio está en Segura Sáez, el nucleo que junto a Ciriaco Benavente y Clemente Sánchez Ramos conforma las calles de los Obispos. Abren en torno a las ocho y media de la mañana, suelen cerrar a mediodía y luego ofrecen servicio hasta las doce de la noche.

Los del Dallas están luchando mucho, como lo hacen los de Viñagrande, el Orense, La Lola, La Cafetera, La Mafia se sienta a la Mesa, Oquendo o Volapie, típicos de esta zona de la ciudad donde, por cierto, se mantienen las obras. Están con los remates finales, según apunta el concejal de Infraestructuras, Andrés Licerán. «Las vías serán peatonales y solo permitirá la entrada de vehículos a los garajes de residentes, emergencias, taxistas y carga y descarga. Se han suprimido los aparcamientos y el control de las entradas se realizará mediante cámaras», indica el edil.

Trabajadores de la empresa CHV realizando sus tareas / FRANCIS VILLEGAS

El responsable municipal recuerda que esta actuación para la construcción de una plataforma única se adjudicó a la empresa Construcciones Hidráulicas y Viales (CHV) por 277.000 euros. La intención del consistorio es que los trabajos hayan finalizado durante la primera quincena de julio. «Ahora están ultimando detalles y las terrazas de los bares han podido abrir». La hostelería es uno de los principales motores económicos del centro de la ciudad y la reapertura de los bares era vital.

«La obra paró durante la pandemia, pero fundamentalmente en el tramo de hibernación económica. Es verdad que hubo algún problema con la recepción de materiales», algo que ha ocurrido con la mayor parte de los proyectos de infraestructuras. Se han retomado con normalidad y avanzan a buen ritmo.

Estas actuaciones forman parte del plan del gobierno municipal de dotar de más espacios peatonales a la capital cacereña, un experimento que ha dado resultados muy positivos durante el coranavirus, que obligó a la puesta en marcha de un plan extraordinario de movilidad urbana.