Quienes se dedicaban al sector de los servicios y hostelería, así como trabajadores de la economía sumergida destacan entre quienes acuden a los servicios sociales en los meses posteriores al estado de alarma por la pandemia de covid-19.

Así se refleja en el estudio "Los servicios sociales ante la pandemia: retos, desafíos y respuestas hacia la nueva normalidad", realizado en más de sesenta municipios españoles y en el que participan los profesores de la Facultad de Ciencias Sociales y del Trabajo de la Universidad de Zaragoza y miembros del grupo de investigación GESES Ana Lucía Hernández, Patricia Eugenia Almaguer y Juan David Gómez.

El estudio, que seguirá en funcionamiento hasta septiembre de 2021, realiza un seguimiento detallado de cómo estos servicios se han enfrentado a los retos derivados de la pandemia, informa la institución académica en una nota de prensa.

En el informe se pone de manifiesto cómo los centros tuvieron que reorganizar su trabajo de un día para otro y romper con el sistema de atención presencial, ya sea en forma de citas en los centros o en visitas a domicilio, e incorporar el teletrabajo, la coordinación telemática y las nuevas tecnologías a su trabajo diario.

Las jornadas laborales en los primeros meses se extendieron a fines de semana, mañanas y tardes sin descanso para cubrir la creciente demanda que dio lugar la pandemia, y se destaca que todas las comunidades tuvieron la necesidad de realizar contrataciones profesionales pero que no todas tuvieron la oportunidad de reforzar sus equipos ante una situación desbordante y caótica.

Los profesionales muestran su satisfacción con los esfuerzos personales realizados para adaptarse a las condiciones, a pesar de que ello significara dedicación extra de tiempo y mayor exposición al riesgo, y en muchos casos su salud se ha visto afectada por el estrés, la angustia y contención emocional que han realizado con los grupos de población más afectados por esta crisis sanitaria, económica y social.

El informe destaca que la identidad de las personas usuarias del sistema público de servicios sociales es el de una mujer, de origen español, con estudios secundarios, con cargas familiares y con cierto grado de cronicidad en las intervenciones sociales.

Sin embargo, durante el estado de alarma y los posteriores meses como consecuencia del covid-19, se ha observado un cambio en el perfil en tanto que sí se ha mantenido el perfil previo, pero se ha incorporado el de personas que han visto cómo su economía familiar se veía directamente afectada por el confinamiento y la tardanza en recibir ayudas económicas impulsadas por el Gobierno central.

Muchos de los nuevos perfiles se identifican con personas cuya principal fuente de ingresos se debe en gran medida o en su totalidad a la economía sumergida.

En casi todos los centros han podido seguir atendiendo tanto a quienes ya habían solicitado ayuda antes de la pandemia, como a los nuevos solicitantes, si bien, esta atención se ha focalizado en la asistencia y ayuda económica, en detrimento de la atención más propia del trabajo social, como el apoyo a la dependencia, los programas formativos, los proyectos de trabajo social en grupo y los programas de intervención comunitaria.

Otro perfil que han precisado de la intervención de servicios sociales han sido las personas mayores que hasta ese momento no necesitaban mucha más asistencia que un servicio semanal de atención a domicilio o la prestación de teleasistencia, porque veían organizadas y cubiertas sus necesidades con el apoyo familiar, vecinal y asociativo del municipio o del barrio, interrumpido a consecuencia del confinamiento.

Relacionado con la dificultad de hacer visitas, está la suspensión de parte del servicio de ayuda a domicilio, algo que cuando ha ocurrido ha sido siempre por petición de las familias, pero cuyos efectos son inciertos.

La dificultad para llevar a cabo visitas a domicilio preocupa a los trabajadoras sociales, sobre todo en lo referente a menores y violencia de género porque aunque se han mantenido las medidas de protección en los casos especialmente graves, no se han podido realizar los seguimientos igual que antes.

Los investigadores continuarán analizando el impacto de la pandemia en este sistema y se estudiarán nuevas prácticas profesionales, así como los diferentes retos a los que se enfrenta el sistema público de servicios sociales.