Sin carreras, sin prisas, sin sonrisas en las calles y sin abrazos de despedida a las puertas de los colegios. Así arrancan más de 170.000 escolares extremeños las vacaciones de Semana Santa, las vacaciones más atípicas de las últimas décadas, las primeras vacaciones confinados.

Las notas de la segunda evaluación se han ido entregando en las últimas dos semanas, pero esta vez solo han llegado a través de Rayuela, nada de enseñarlas en papel ni devolverlas firmadas por los padres. Y con las notas entregadas, termina la segunda evaluación y empiezan diez días de asueto (las clases se retoman el martes 14 de abril). Más de una semana de vacaciones sin poder hacer nada de puertas para afuera. Sin escapadas al pueblo, sin planes de pisar la arena y el mar, sin procesiones de Semana Santa... «Aquí seguiremos, metidos en casa. Creo que es importante que las niñas entiendan que es momento de hacer un parón en sus tareas diarias, pero ellas van a seguir haciendo lecturas y algunas tareas», cuenta Remedios Vázquez, madre de Minerva de 15 años y de Afra, de casi 12.

Cuenta que gracias a la filosofía de enseñanza que tiene el colegio Alba Plata de Cáceres, al que acude la menor, llevan «bien» esta nueva forma de enseñanza en casa. «Allí trabajan mucho lo telemático y están completamente habituados a este tipo de metodología. No les está suponiendo un gran esfuerzo, saben utilizar todas las herramientas tecnológicas y fomentan mucho la capacidad creativa de los alumnos», señala. Por eso cree que lo que más echan de menos sus hijas es «la alegría de ir al colegio cada día» y estar con sus amistades, «aunque hacen videollamadas».

También mantienen el contacto telefónico con sus amigos y compañeros de clase Nacho, Lucía y el pequeño Hugo Polo García. Son los hijos de Gema García, que en estas tres semanas de confinamiento tiene que atender a sus hijos - alumnos del Alba Plata- pero también a sus alumnos desde su casa en Cáceres. «Es muy difícil», reconoce. Es maestra y no tiene pensado mandar muchas tareas para estas atípicas vacaciones. «Estamos trabajando en clase en un proyecto de arte y les voy a recomendar que hagan visitas virtuales a una exposición de Frida Kahlo y al Museo del Prado, al que íbamos a ir de excursión y probablemente ya no podamos». En casa también van a reducir el nivel de trabajo, pero «por las mañanas haremos algo porque si no es mucho tiempo libre: repasos, lectura... Es positivo intentar mantener una rutina porque ellos necesitan ocupar el tiempo».

¿Cómo se lleva el confinamiento? «Imagínate nuestras mañanas». «Nacho y Lucía están en 6º de Primaria, son más mayores y trabajan bastante bien solos y están encantados con sus profesores: les mandan deberes a través de eScholarium y hacen videoconferencias. Están muy bien atendidos, pero siempre vienen a preguntarte algo y ahí empieza un poco el caos». Luego el pequeño Hugo requiere más atención. «Es más pequeñito e intento sentarme con él mientras teletrabajo. Su profesor tiene un blog, está muy pendientes de ellos y todas las semanas recibimos las tareas».

Lo más complicado, dice, es tener medios para todos, porque su marido también está en casa, teletrabajando. «No tenemos cinco ordenadores y hay que organizarse». Reconoce que el temario de la 2º evaluación no estaba completado antes de decretarse el estado de alarma, pero «teníamos mucho avanzado para hacer la evaluación». Por eso, lo que de verdad le preocupa a Gema es el futuro y qué pasará con el tercer trimestre. «Como madre y maestra, el mayor problema va a ser a la hora de valorar la tercera evaluación. Puedes ponerles exámenes, pero es que los niños están en su casa y eso escapa al control. Es muy complicado».