Al menos hasta última hora de la tarde de ayer, Suecia acumulaba 3.447 casos diagnosticados de coronavirus y 107 fallecidos. Y allí está hace casi dos semanas Josefin Vesterberg, la pívot del Nissan Al-Qázeres Extremadura que se marchó precipitadamente de España para vivir el momento crítico a nivel mundial con su familia.

Voló desde Málaga después de unos días de angustia encerrada en un hotel cerca del aeropuerto esperando su vuelo a casa. «Tuve un poco de miedo durante los últimos días con la escalada de casos», reconoce.

La jugadora se siente algo más segura en su país natal, pero más que nada «como todo el mundo» por el hecho de poder estar cerca de su familia y amigos. En Cáceres se hubiese visto sometida a una cuarentena quizás solitaria... cuando apenas llevaba un par de meses después de su fichaje en enero.

Cuando llegó a la gélida Lulea, al norte de Suecia se sorprendió de la tranquilidad que reinaba allí, sobre todo viniendo de una España que se encerraba en casa. «Aquí parecía que no pasaba casi nada, pero para la seguridad de todos los demás me sometí a una ‘auto cuarentena’ por si traía el virus desde Cáceres», apunta.

En plena lucha por la permanencia y cuatro partidos por jugar --que siga la Liga Femenina Endesa es muy improbable--, se reconoce «decepcionada y enfadada» por no haber podido continuar la temporada. «He sido feliz allí. Los entrenadores, las compañeras y el club me han tratado muy bien. Y me encanta el país, es hermoso en muchos sentidos. Sigo sus noticias. A veces estás en una burbuja con el baloncesto, pero cuando pasan cosas así, te das cuenta de que la vida es más grande que cualquier cosa. Que todo el mundo esté sano lo antes posible, por favor», desea la jugadora.