Los voluntarios de la delegación placentina del Banco de Alimentos son en su mayoría población de riesgo por su edad. Por eso, todos están en sus casas, pero el Banco ha conseguido mantenerse activo gracias a voluntarios jóvenes de Protección Civil ofrecidos por el Ayuntamiento de Plasencia y a jóvenes del grupo Fissa.

La delegada del Banco, Loli Hernández, explica que actualmente son 14 personas las que trabajan para mantener unos servicios mínimos que garanticen el reparto a los 3.200 usuarios que atienden habitualmente a través de 35 entidades de reparto.

Porque además, el Banco de Alimentos de Cáceres, del que dependen, estableció el cierre, pero "teníamos alimentos por repartir que no habían salido del almacén, así que pedimos mantener los servicios mínimos para llevar esos alimentos básicos que van a llenar la despensa de las personas más necesitadas". También algunas entidades de reparto dejaron de acudir por el confinamiento decretado por el coronavirus.

Así, se han "adaptado a las circunstancias" y los voluntarios, la delegada y un administrativo acuden a la sede de lunes a viernes de diez a doce y preparan los lotes para las entidades de reparto. "Si pueden, vienen a recogerlos y, si no, Protección Civil lo lleva o lo acerca directamente al usuario para que el voluntario no se vea expuesto".

En el caso de personas que quieran seguir colaborando donando alimentos a la delegación placentina, Hernández señala que tendrían que acudir a su sede y llamar a la puerta y se lo recogerían con las mayores garantías de protección. Lo que destaca la delegada es que en estos momentos "estamos encontrando mucha generosidad".