La posibilidad de que vuelva el público a las gradas del fútbol de forma casi inmediata ha abierto un panorama inesperado, sobre todo para un Real Madrid que tiene el Bernabéu empantanado en obras, con arena, camiones y hoyos donde debería haber césped; y que va a jugar lo que queda de temporada en la ciudad deportiva de Valdebebas, sin público, o eso parecía cuando se tomó la decisión. Si prospera la iniciativa que ha abanderado Las Palmas para que vuelva la afición esta temporada, el equipo de Zidane contaría con un apoyo mínimo en las gradas.

Cuando el presidente del Gobierno anunció la vuelta del fútbol profesional, la posibilidad de que hubiera aficionados en la grada se veía tan complicada como acometer un viaje alrededor del mundo en 2020.

Acelerón en la reforma

Sin perspectivas de que la afición pudiera volver a los campos esta temporada, el Madrid vio nítida la oportunidad de recuperar el retraso que sufrieron las obras del Bernabéu durante las semanas de estado de alerta, que obligó a detener toda actividad no fundamental en el país.

La vuelta al trabajo en la reforma del Bernabéu y el traslado de los partidos del equipo a Valdebebas han convertido en una oportunidad para acortar los plazos previstos lo que era un frenazo en el proyecto de reforma en 4 años del estadio blanco. Mientras, los problemas de la directiva de Bartomeu para poner en marcha el proyecto Espai Barça se han hecho todavía más patentes durante el parón generalizado por la pandemia de coronavirus.

Las labores de construcción prioritarias estas semanas son las que no se pueden compatibilizar con que el equipo juegue allí cada semana, esa parte de la obra que estaba destinada a realizarse en los veranos y que era lo que dilataba el proyecto hasta los cuatro años.

El adelanto en las obras puede dejar al Madrid con estadio nuevo antes de lo esperado, pero, a tenor del avance de la recuperación, también jugando ante un porcentaje del aforo de 6.000 espectadores del estadio Alfredo Di Stéfano de Valdebebas si el Gobierno permite el acceso limitado de público, en clara desventaja ante, por ejemplo, los más de 90.000 del Camp Nou sobre los que el Barça calcularía el porcentaje de asistentes.

En agosto espera la Liga de Campeones, para el Madrid con una remontada ante el Manchester City como primer reto para seguir vivo en la competición y, a la espera de saber dónde se juega y si puede haber público, con el plan de obras del estadio pendiente por si hubiera que jugar una semifinal europea en el Bernabéu mientras la UEFA estudia cómo permitir un 30 por ciento del aforo de los estadios donde se jueguen sus competiciones. Con el fútbol ya activo en 20 países de Europa y la quinta jornada de la vuelta de la Bundesliga, la reivindicación de que se acelere la vuelta de los aficionados es la prioritaria en España, por delante de los amistosos preparatorios que se han dado por decenas en el norte y el este de Europa.

Ensayo con Hazard

Por lo pronto, Zidane hizo este sábado un ensayo general de lo que será la vuelta de la Liga, con 11 partidos por delante en cinco semanas, seis en casa y dos seguidos al inicio, con dos puntos que recortar ante el Barça para asaltar del liderato. Lo hizo con un partido entre la plantilla sobre el césped del Di Stéfano lo más parecido posible a lo que será: con camisetas oficiales, calentamiento y, casi, con la habitual parafernalia que precede a un duelo oficial, aunque sea sin público.

El técnico francés quiso que su equipo tuviera una primera toma de contacto con su nueva casa para la Liga, en la que debutará el próximo domingo ante el Eibar (19.30 horas). Para el reestreno en la competición doméstica, tras el parón por culpa del coronavirus.

Zidane tiene de nuevo con el grupo a los importantes lesionados que tenía antes del coronavirus. Hazard está copando las noticias que surgen de los primeros entrenamientos en grupo del Madrid y el otro que llama a la puerta de la titularidad es Asensio, lesionado en la rodilla desde verano y ya casi sobre la línea de meta de su recuperación. En el ensayo general no estuvieron ni Jovic ni el galés Bale, con molestias en el tobillo, dos opciones que no están entre las prioritarias para Zidane.

El Madrid no es el único equipo de Primera que no va a jugar en su estadio lo que queda de temporada. El Levante anunció que, también para hacer obras en el estadio Ciudad de València, va a jugar en el Olímpico Camilo Cano de La Nucía (Alicante).