Marcelino Barambones nació en 1943 en Deleitosa y desde muy joven comenzó a trabajar en el mundo de la hostelería, aunque nadie de su familia pertenecía a este gremio. Realizó sus primeros pinitos como hostelero en Madrid, aunque regresó a Extremadura y creó su propio negocio, Los Arcos de Baram. Entre sus proyectos futuros está la construcción de un hotel y extender su negocio por la región extremeña. Cuéntenos, ¿cómo fueron sus inicios en la hostelería?Pues empecé allá por el año 1960 en Madrid. Allí trabajé en la embajada de Estados Unidos en España, después estuve en una cafetería de la calle Serrano, en los almacenes Siar hoy, El Corte Inglés y en diversos establecimientos más, todos ellos relacionados con la hostelería. ¿Cómo surgió la idea de poner el nombre 'Arcos de Baram' al establecimiento?El negocio fue idea de mis hermanos y mía. Somos cuatro hermanos que llevamos trabajando juntos alrededor de veinte años, así Baram lo pusimos por nuestro apellido y lo de los Arcos surgió porque en un principio la decoración del bar estaba compuesta de arcos. Afirma que en un primer momento había arcos integrando la decoración y ahora se puede observar un estilo más tradicional compuesto por cuadros realistas, vidrieras y columnas, ¿por qué este cambio?El negocio de la hostelería ha cambiado mucho, cada vez se va renovando más para mejorar y el público es cada vez más exigente, por eso llevamos a cabo la remodelación. En este mundo cada ocho o nueve años tienes que cambiar porque la gente se aburre de que siempre le ofrezcas lo mismo. Cada día surgen más locales relacionados con la restauración, ¿qué ofrece a sus clientes para permanecer tantos años en el negocio?Disponemos de tres salones de unas 150 plazas para celebrar reuniones de empresa, convenciones y un salón de bodas con capacidad para unas 450 personas, además ofrecemos servicio de catering. Realizamos una cocina tradicional con productos de la tierra, sobre todo cabrito asado y criadillas con almejas, al igual que el vino que también es de la región.