Como sé que a ustedes les gusta mucho que les cuente aquellas historias o anecdotas que mi abuela me contaba y que con tanta ilusión recuerdo, esta semana he querido rememorar aquellas historias que escuchaba en aquellas tardes de invierno sentada a la mesa de camilla con nuestros braseritos de picón, o durante las largas tardes del verano con aquel calor sofocante; terminando todo el vecindario sentados a nuestras puertas con el botijo al lado, daban para mucho.Una y otra vez nos contaban como vivieron aquellos años de su juventud. Yo era muy niña y vivía con abuela ángela, y lo mismo que ella disfrutaba contándomelo todo, lo hacía yo, una niña deseosa de saber escuchaba con mucha atención aquéllo que hoy me gusta tanto recordar.LOS VIEJOS BAúLESUna costumbre muy morala era que en las casas, daba igual la clase social de las familias, tenían un baúl de aquellos que llamaban mundo y cuando el matrimonio tenía una niña a una edad muy temprana, las madres empezaban a preparar lo que se llamaba el ajuar que también más tarde lo llamaban la dote. Las sábanas se bordaban a mano y por las noches era habitual que las mozas se entretuvieran bordando, pues las televisiones brillaban por su ausencia y las que tenían novio no salían a diario, como ahora hace nuestra juventud. Fueron muy hermosos los bordados que nuestras abuelas hacían. Por ejemplo, las toallas solían llevar sus iniciales o el nombre entero quedando muy hermosas con tanto trabajo; las mujeres eran muy amantes de además de bordar las sábanas de ponerles los picos que las abuelas realizaban a ganchillo, o aquellas preciosas puntillas de bolillos. Desde muy pequeñas teníamos lo que llamabamos el mono con el dibujo, el hilo, los alfileres y los bolillos de madera. En algunas casas, yo en la nuestra no lo recuerdo pero sé que lo hubo, tenían telares en los que tejían el lienzo que llamaban "curao" para estas sábanas.Yo conservo de mi madre una manta que puedo utilizar como colcha que está tejida a mano.La ropa interior de las mujeres también se la hacían ellas mismas, la tela la llamaban satén eran de colores suaves y también las bordaban, puedo asegurarles que son unas prendas preciosas, tengo algunas que son dignas de exposición. Se bordaban los cojines, las bolsas de la labor, los paños que utilizaban para poner encima de los baules y también las cortinas. Aquellas manos primorosas de nuestras madres y de nuestras abuelas hicieron ajuares que hoy día valdrían una fortuna, pues todo se hacia a mano, puntada a puntada y muchas veces a la luz de los candiles, pues las máquinas de coser y bordar vinieron más tarde.Cuando a las mozas las llegaba la hora de la boda se exponía en la casa de la novia el ajuar terminado; unos días antes de la boda y todas las vecinas y las amigas que iban a ver lo expuesto, cada una llevaba aquello que su madre había podido preparar durante tantos años, pues las ropas de la casa siempre eran las mujeres quien las llevaban.COMENZAR UNA FAMILIALos mozos llevaban sus mudas y el que podía, la habitación pequeña, claro que todo dependía de la situación económica de los padres de los contrayentes; también se acostumbraba que los novios comían un mes en casa de la novia y otro en casa del novio después de casados para ahorrar unas perrillas y empezar mejor su nueva vida. También se acostumbraba dar a los novios la matanza de ese año, pues como bien sabemos hasta en la casa más sencilla se mataba, pues así tenían los novios para todo el año.Las bodas duraban dos o tres días, víspera de boda y tornaboda. Los familiares con aquello que sobraba comían agún día más.