Durante estos días nos han visitado muchos moralos ausentes. Ha sido para mí una gran satisfacción cuando han venido a visitarme enterados de que habíamos formado en Navalmoral una nueva asociación Raíces Moralas, para poder recuperar muchas cosas que duermen y nosotros queremos despertar para que las conozcan todos los habitantes de nuestro pueblo.Quiero agradecerte, Juan Carlos, tus palabras animando a este grupo que tantas cosas tiene en mente poder realizar. Como no, a ti, Manolo, que quieres recuperar aquellos chascarrillos que tú dices que cantaban a tu padre. Y a ti José Antonio que por tu trabajo te encuentras tan lejos de nosotros, pero que cuando tienes vacaciones coges el avión desde Palma de Mallorca y vienes a pasar unos días con tus hermanas en tu pueblo y paseas tantas veces nuestras calles. Julián, dices que nos ayudarás, y contamos contigo y con los que de corazón quieren a nuestro pueblo. Te alegró mucho nuestra iniciativa y así me lo has dicho poniendo lo que recuerdas a nuestra disposición y tú, Luis, que desde Madrid sigues todos los acontecimientos de Navalmoral paso a paso, recordando los años de tu niñez y siempre estás al tanto de las fiestas de San Andrés, de las Angustias, de los Carnavales, aunque tu trabajo no te permita venir, pero que con tanta alegría recuerdas. Podía poner todos vuestros nombres, pero lo que nosotros queremos es que de verdad estéis contentos y nos ayudéis, pues todos los que habéis venido a verme pasáis de los cuarenta y cinco años y seguro que tendréis muchas cosas que contarnos. Somos muchos pero queremos ser muchos más, y podéis estar seguros que seréis bienvenidos.Estamos trabajando y cuando estos días pasen, empezaremos mucho más de lleno para que veáis que una imagen vale más que mil palabras. Nuestra primera visita será a nuestra alcaldesa y después lo haremos a todos los estamentos y asociaciones moralas.Dicen que nunca llueve a gusto de todos, ¿recordáis cuando éramos chicos que recorríamos todos los sitios como la Fuente de La Bamba, la Piedra Caballera y el Resbaladero, la Casa de los Cabreros y otros muchos lugares más? Pues el otro día pasando cerquita, vi como bajaba el arroyo de La Parrilla, da gusto verle, hacía mucho tiempo que yo no lo veía correr así, me dieron ideas de subir a ver si aquellos grandes charcos en los que las mujeres moralas lavaban la ropa estaban igual que entonces. Muchas veces fuimos cerro arriba y nos metíamos de patas en aquellas aguas tan limpias, las mujeres además de la tajuela llevaban la tabla de lavar, pero había muchas que lo hacían en aquellas piedras en las que manejaban la ropa a su antojo, luego ponían la ropa a solear y después la tendían allí o se colocaban la rodilla a la cabeza con sus baños y sus cubos al cuadril y las secaban en las cuerdas en los corrales de sus casas o en las calles. No sólo se lavaba en la Parrilla, estaba el Molinillo y otros sitios más, pero yo recuerdo la Parrilla porque es por donde más correteábamos, más de dos veces caímos al charco con la correspondiente panaera que después nos daban al llegar a nuestra casa. Por eso, el otro día, me llamó la atención ver de nuevo como corría ese agua, pues como todos sabemos ya no quedan ni arroyos o si quedan ni los vemos, además tampoco llueve como entonces, aunque ahora parece que se está desquitando de tanta sequía.Escuchando las noticias me llamó poderosamente la atención un regalo que nuestra alcaldesa había hecho. Si no escuché mal, dijeron unas zapatillas bordadas como antiguamente se llevaban con el traje moralo. Pues bien, no es así, en Navalmoral nunca se llevaron esas zapatillas, sí que se usaban zapatos negros y muchos de ellos con presillas, aunque yo puedo presentaros alguna foto de hace 70 años vestida de morala y con zapatos blancos pero en ningún caso zapatillas o zapatos bordados, esa moda la trajo no hace mucho tiempo una tienda de nuestra localidad, pero esa prenda es más de la comarca de La Vera y de otros pueblos cercanos a nuestra comarca. Tenemos mujeres mayores que estoy segura que nos pueden confirmar lo que os digo.Mi bisabuela, mi abuela y mi madre lucieron siempre ese traje, pues nacieron y se criaron aquí, más tarde yo también me lo puse muchas veces y lo conservo tal y como fue y si Dios quiere este año mi nieta también lo lucirá con todo lujo de detalles.Nuestros refajos en su mayoría eran plisados y una costumbre de antaño era poner estos refajos debajo del colchón para que las tablas quedaran perfectas; eran casi todos bordados. Tenemos que recordar aquellas manos primorosas de las mujeres moralas bordando estas prendas. También se usaba la pollera que era de rayas de colores.Me gustaría que conserváramos la pureza de nuestras raíces y que se respetara cómo era lo nuestro, algún refajo era sellado o pintado, pero nunca picados ni fruncidos. Eso más bien pertenecía a Trujillo.