El último anuncio del gobierno emitido en todas las cadenas de TV sobre la utilización del euro no hace más que confirmar la teoría de algunos ciudadanos de este país, consistente en afirmar que el Partido Popular, o los gobernantes de dicho partido, nos toman por gilipollas a los españoles. Y viendo el anuncio en cuestión es verdad que parece que ahora va a ser que tenemos la culpa de la desviación producida sobre la inflación prevista (que no ha sido moco de pavo) porque creemos que cincuenta euros son cinco mil pesetas. Y el colmo del recochineo es que además tiene que decírnoslo el tendero honrado con bigote. Que casualidad lo del bigote ¿no les parece?. Yo ya me lo venía sospechando (me refiero a lo de que tenemos la culpa por no saber que cincuenta euros no son cinco mil pesetas) y además cada día estoy más convencido de que el famoso redondeo nos lo hemos inventado los consumidores. Pero no hay por qué hacerse cruces, pues esto no es más que una ínfima parte de una política general de este Gobierno, perfectamente diseñada y planificada al milímetro, consistente en negar la evidencia y en bombardearnos permanentemente a los españolitos con mensajes contrapuestos con la cruda realidad. Acordémonos de que el día de la huelga general no hubo huelga, de que al principio de la marea negra del Prestige no había marea negra y en las costas gallegas no pasaba nada, de que España va bien a pesar de que el desempleo se ha incrementado, de que el Ministerio de Sanidad "garantiza" la atención personalizada a los usuarios de un Sistema Sanitario en manos desde hace un año de las Comunidades Autónomas, de que el mismo ministerio (que también es de Consumo) lanza campañas sobre como comprar sin riesgo de que nos den gato por liebre, cuando las competencias en Consumo también son de las Comunidades Autónomas o de que con la publicidad del Inserso se hace propaganda gratuita el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, cuando las competencias del Inserso fueron las primeras transferidas en este país hace la friolera de más de diez años. O ya rizando el rizo, de que el CIS desechó a medio hacer una macroencuesta antes del verano pasado porque los resultados que iban apareciendo no les llenaban el ojo. No es más que un ejemplo de la cara dura de nuestros gobernantes estatales. Y lo malo es que la cara dura no se queda en el gobierno. Lo malo es que ya están tomando ejemplo las grandes empresas que fueron públicas en su día y que sufrieron el vergonzoso proceso de privatización poniéndolas en manos de compañeros de pupitre del presidente. Me refiero por ejemplo a Telefónica. Ahora tiene un anuncio en TV en el que una criaturita, una ciudadana muy mona, con pinta de ama de casa, le larga un beso en la boca a un pobre currito de dicha empresa y luego nos cuentan que es porque Telefónica ha bajado nuevamente las tarifas. ¿Cómo puede ser compatible esto con el incremento producido en la factura del teléfono, que según todos los telediarios (hasta los de la primera, que ya es decir) afirman que ha sido a principios de este año nada menos que del 8% en la cuota de contratación del servicio?. ¿Estaremos ante un caso de publicidad engañosa del que no se ha dado cuenta el Ministerio de Consumo?. Por lo visto la explicación es muy sencilla, según los mismos telediarios a los que me refería: se trata de ir acercándonos a las tarifas europeas para ir homologándonos con Europa, igual que en el caso de la subida del 2% que el gobierno le ha concedido también a las eléctricas. Lo que no le hemos oído todavía al ministro de trabajo, Sr. Zaplana, es que nos vayan a subir los salarios a los trabajadores para homologarnos también a los de la Unión Europea. Ni de que vayan a bajar los impuestos a las empresas, que son las que más van a notar lógicamente el incremento de las tarifas eléctricas, también para homologar nuestra competitividad con la de las europeas. Esto en plata se llama la ley del embudo.