Tal y como les dije intentaré contarles algunos de los recuerdos que guardo de mi viaje por Egipto, donde dejé un pedacito de Navalmoral. Llegábamos a El Cairo y nos estaban esperando para trasladarnos al hotel Meridien Pirámides y darnos la bienvenida con Caercare, que es como reciben a sus invitados o con un clara menta.Al día siguiente, nos levantaron temprano y en automóvil nos llevaron a la feria donde asistimos a una recepción con el primer ministro Atef o Beid y distintas autoridades entre las que se encontraban representantes de más de 40 países. A sus puertas el espectáculo no podía ser más bello: sus danzas y folclore deleitaban a los visitantes.'LAS MIL Y UNA NOCHES'Más tarde fuimos a comer y cuando nos dimos cuenta era la hora de la cena. Pueden creer que esa cena parecía el cuento de las Mil y una Noches. Segun entrábamos en el palacio del último rey de Egipto, a un lado y a otro danzaban los bailarines, las alfombras que pisábamos no podían ser más hermosas y los árboles milenarios eran dignos de admirar y, como fin de fiesta, la maravillosa danza del vientre.Al día siguiente, la visita a las pirámides; vimos la barca real, la esfinge que guarda grandes secretos por desvelar y el museo en El Cairo que alberga los tesoros de Tut--Am--Kamon, el mercado del Gran Khan el Khalili y la gran fortaleza de Alabastro.Y llegó el gran día. Como buena morala me sentí orgullosa de que esto pasara; llegué a Alejandría, conocida como La perla del Mediterráneo. Tengo que reconocer que fue un día hermosísimo. En primer lugar, me llevaron a ver el nuevo museo con las piezas de antaño sacadas del mar del palacio de Cleopatra y de otros edificios que allí existieron. Más tarde visitamos el lugar donde se encontraba la biblioteca hija, que era más pequeña que la que se destruyó en tiempos de Octavio. A su lado, la gran columna de Pompeyo, famosas por su historia, junto a las ruinas de lo que fue el antiguo museo. Seguimos visitando las catacumbas, que no tienen nada que ver con las que visitamos en Italia, y más tarde visitamos la casa que llaman de los pájaros. Después nos trasladamos a la biblioteca más grande del mundo, donde siempre estarán en sus estanterías algunas de las publicaciones realizadas en Navalmoral. Puedo asegurarles que en el momento de la entrega me emocioné. Dicen que Alejandría cautiva a sus visitantes y es verdad, siempre que me voy de la tierra de los faraones pido volver, pero si no fuera así sé que ahora una parte de Navalmoral estará allí.