El año pasado, el presidente Ibarra, convencido de que la creación de una televisión autonómica crearía empleo de calidad, fomentaría el desarrollo de la Sociedad de la Información y, lo que es más importante, reforzaría nuestra identidad regional, brindando a muchos extremeños, sobre todo a los mayores, la oportunidad de conocer toda nuestra región sin necesidad de viajar por su geografía, quiso negociar con el Partido Popular de Extremadura la creación de dicha televisión extremeña, cuyo coste ahora sería asumible por nuestra comunidad.En principio, Carlos Floriano, líder del PP, aceptó. Pero inexplicablemente cambió de opinión en una semana y pasó a decir que el PP no quería una televisión autonómica.Cambio de opinión, a mi entender, sólo explicable porque fuera llamado al orden desde Madrid. A pesar de esto, la Junta de Extremadura elaboró el proyecto de ley de Creación de la Corporación Extremeña de Medios Audiovisuales, debatiéndose en la Asamblea de Extremadura y siendo aprobada la Ley por mayoría con los votos en contra del Partido Popular y de Izquierda Unida, que una vez más, se alió con el diablo con tal de fastidiar (como hace siempre). Dando una serie de excusas por las que supuestamente no estaban de acuerdo con la televisión extremeña, el Partido Popular no votó en la Asamblea de Extremadura la elección del Consejo de Administración de la Televisión, imposibilitando así que ésta fuese una realidad. Ante este bloqueo del PP, la Junta buscó una alternativa que consistió en firmar un protocolo con la Junta de Andalucía, por el que se recibía en Extremadura la señal de Canal Sur, a raíz del cual Extremadura contaba por fin con una televisión regional que todos vimos mientras duró. Concretamente en Navalmoral todos recordamos la transmisión el año pasado de nuestra Fiesta Grande: el Carnaval, que pudo verse en todos los puntos de la región, lo que desde luego no pudo ser mejor promoción de nuestra localidad. Cual fue la sorpresa de los ciudadanos cuando vimos que, tras diez meses de emisión de Canal Sur Extremadura que nos permitió conocer la realidad de nuestros pueblos, la actualidad de la región sin filtros políticos, los personajes más interesantes y las tradiciones de nuestros pueblos y comarcas (que aquí tanto defiende alguna concejala popular), el PP recurrió ante los tribunales de Justicia la emisión de nuestra programación propia, mientras el Ministerio de Ciencia y Tecnología permite tranquilamente que cientos de televisiones emitan de manera irregular en todo el país (aquí cogemos varias, hasta con contenido erótico-pornográfico).Pues bien, el PP sólo recurrió las emisiones de Canal Sur Extremadura, consiguiendo, tras utilizar todos los recursos del Estado a su alcance, como el propio Gobierno e incluso el Senado, cerrar la televisión extremeña, es decir, la televisión de todos nosotros, mandando al paro a más de cien jóvenes profesionales extremeños que demostraron a lo largo de esos diez meses su capacidad, preparación e ilusión por realizar un trabajo bien hecho, que ha merecido el reconocimiento no solo de la mayoría de los españoles sino también de los especialistas en televisión.El Partido Popular de Extremadura tiene que saber que los extremeños y las extremeñas queremos nuestra propia televisión pública, porque tenemos el mismo derecho que los catalanes, por ejemplo, a su propia televisión, o que los gallegos. Queremos una televisión hecha en Extremadura, por extremeños y para los extremeños, que refuerce nuestra identidad regional, que actúe como generadora de empleo y que refuerce el desarrollo de la Sociedad de la Información y las nuevas tecnologías en las que tanto énfasis está poniendo nuestro gobierno regional. Y debe saber también, que esta va a ser una de las principales facturas que los extremeños le vamos a pasar al Partido Popular en las próximas elecciones autonómicas del año que viene.